Rayan, el niño marroquí de cinco años que cayó en un pozo de 32 metros de profundidad el pasado martes fue rescatado sin vida hoy sábado a las 21:33 horas. En la casa del pequeño, los hombres se abrazaban llorando y cuatro niños comían en silencio un bocadillo, sentados en el mismo terraplén por donde hace una semana jugaban al fútbol con el niño cuyo rescate ha tenido en vilo a todo Marruecos.
Rayan salió muerto del pozo donde estuvo atrapado cuatro días. Varias ambulancias y coches de bomberos salieron del pozo por la carretera con las sirenas puestas, lo que hacía albergar la esperanza entre mucha gente. La confusión era total. “Está vivo, está vivo. Eso es seguro”, comentaba un conocido de la familia. Cientos de jóvenes gritaron “Ala es grande” mientras las ambulancias salían con las sirenas puestas. Las montañas rifeñas que rodean la pequeña aldea de Egrán, donde habita su familia se llenaron de gritos de “Alá es grande” y de silbidos.
Pero enseguida llegó a los medios de comunicación el mensaje de las autoridades en el que se confirmaba su muerte. Varios adultos lloraban frente al teléfono, hablando con otros familiares. Driss Ajurram, tío paterno del niño, de 41 años, ofrecía a un periodista que acababa de conocer una cama para pasar la noche en la casa de Rayan.
Los periodistas iban recogiendo sus bártulos mientras algunos medios locales informaban de que el rey Mohamed VI había hablado con los padres del niño. Poco a poco, todo el ruido que ha rodeado la casa de Rayan se fue apagando. El ruido de las máquinas, de los jóvenes que vinieron de todas las ciudades del país para presenciar un milagro.
Antes de la triste noticia, Ajorram contaba cómo se enteró la familia de que el niño, al que no encontraban, estaba en el fondo del pozo. “Primero empezamos a buscarlo por toda la aldea, por todas partes. Después, en las aldeas que están cerca de aquí. Y a las tres horas cogimos un teléfono con una cuerda, le pusimos el vídeo y lo bajamos al pozo. Y vimos que estaba ahí. Decía: ‘¡Sacadme de aquí!’ Serían las cinco de la tarde en ese momento”.
Todo el país vivió hoy sábado pendiente de lo que pasa en esta comarca situada a cinco horas y media en coche de la capital. De repente, a las 17.18 empezaron a oírse gritos de “Alá es grande, Alá es grande”. Antes ya se habían oído aplausos. Parecía que los socorristas iban a sacar al niño de un momento a otro.
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