Inspirados en las marchas de Canadá, cientos de miles de australianos marcharon este sábado hacia el edificio del Parlamento en Canberra, para protestar por el pase sanitario y pedir por el fin de las restricciones sanitarias.
Los manifestantes fueron acompañados por camioneros y productores rurales en tractores, emulando el Freedom Convoy canadiense. La protesta fue una de las más grandes hasta la fecha, y llenó completamente la plaza que da al edificio parlamentario.
Entre los reclamos, se le pide al gobierno federal que elimine el pase sanitario, que prácticamente elimina los derechos civiles de los ciudadanos si no están vacunados, y los discrimina según su salud. Además, se reclama por eliminar el uso obligatorio de barbijos, y desmantelar el sistema de centros de aislación, que roza peligrosamente con una dictadura.
El primer ministro conservador, Scott Morrison, sorprendió con su reacción a la masiva marcha, ya que por primera vez no se opuso a una protesta contra las restricciones sanitarias.
En una entrevista esta mañana, aseguró que “los manifestantes están hablando por las cosas que les preocupan” y les pidió a los policías que no repriman el acto de hoy.
“Australia es un país libre y tienen derecho a protestar. Les pediría que lo hicieran de manera pacífica y respetuosa, nada más“, dijo a los periodistas.
Lo que sí, le aclaró a los manifestantes que “el gobierno federal solo ha apoyado el pase sanitario para los cuidadores de discapacitados y de ancianos, así como para los trabajadores de la salud“.
“Todos los demás mandatos relacionados con las vacunas han sido impuestos unilateralmente por los gobiernos estatales, no por nosotros”, concluyó.
Sin embargo, no mencionó nada sobre el uso de barbijo, cuarentenas intermitentes, aforo y distanciamiento social, que recientemente firmó extender todas estas medidas sanitarias hasta por lo menos el 17 de abril, usando como excusa la ola de casos de COVID-19 de la variante ómicron.
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