Es decir, el mundo al revés. Verdugos que van de víctimas y que acusan de verdugos a las verdaderas víctimas. Ese artículo se basa en una supuesta realizada por la revista ‘Nature‘ realizó una encuesta a más de 300 científicos que han concedido entrevistas sobre este asunto a diversos medios de comunicación o han expresado sus opiniones oficialistas en las redes sociales.
O sea que, en un mundo en el que quien pretende informarse saliéndose del relato oficial es calificado de “negacionista”, de “antivacunas”, que incluso se dice de ellos que deberían ser apartados de la sociedad, aislados y arrinconados por decidir no inocularse, son ahora los malísimos que persiguen a todos esos sujetos “cargados de bondad” que se inventan datos falsos, no presuntamente, se los inventan y que participan de una u otra forma en un relato oficial que carece de base científica se mire por donde se mire.
Un ejemplo, aparece en este artículo la opinión de Salvador Macip, investigador en la Universidad de Leicester, que ha sido uno de los personajes que más ha defendido la vacunación de los niños y dice el sujeto: “Fui uno de los primeros en hablar de vacunar a niños y eso atrajo la atención de una serie de antivacunas que organizaron una campaña de acoso y derribo en redes sociales”.
Dense cuenta el “científico”. En primer lugar, basándose en dios sabe qué clase de ciencia -debe ser la económica-, nos dice que hay que vacunar a los niños cuando los niños no padecen ningún tipo de enfermedad con ese supuesto virus. Es decir, pone la diana en los niños, y nos cuenta después que los “antivacunas organizaron una campaña de acoso”.
En primer lugar no son “antivacunas”, son personas preocupadas por los niños o incluso por sus propios hijos ante una aberración como la que estaba proponiendo. Y en segundo lugar habla de campañas de acoso alguien que, estén seguros de ello, se lo habrá llevado “crudo” por haber dicho lo que ha dicho.
Lo que sí son auténticas campañas de acoso y de amenazas son este tipo de artículos falsarios que pretenden etiquetar a quien no está de acuerdo con el relato oficial y pretenden hacer creer de ellos que son “personas violentas”. Debe ser que los Macip y compañía están tan acostumbrados a hablar sin aportar datos, que se piensan que todo el monte es orégano, que se puede acusar sin aportar pruebas y lo peor, que se puede generalizar.
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