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sábado, 12 de septiembre de 2020

EN NEW YORK CITY Las Áreas pobres, las más afectadas con la chispa de la ola violenta



El puertorriqueño Luis Ocasio, un jubilado de 65 años y quien vive en un complejo de vivienda pública en Crotonia, El Bronx, resaltó que llegó un momento en que no sabía de qué cuidarse más, “si de las balas o del COVID-19”.“Aquí hubo muchos muertos por la enfermedad entre abril y mayo. Pero cuando empezó el calor, muchos de los chicos que se sabe son mala conducta, les entró como un demonio, después de estar meses encerrados. Los que medio trabajaban en algo, ahora están desempleados. Y están todo el día afuera buscando problemas”, dijo el boricua con 40 años residenciado en el Condado de la Salsa.

Luis, que vivió la violencia extrema de los 70 y los 80, se autodenomina un “sobreviviente de la porquería del crack” y admite que “ahora hay más controles, no se puede comparar”. Pero exhorta a NYPD a que “no bajen la guardia”.
La también puertorriqueña Yvonne Ola, de 50 años y residente del Bajo Manhattan, ha sido testigo del incremento de la violencia, aunque piensa distinto. Asegura que esta temporada sangrienta no se puede atribuir “para nada” a la pandemia.

“Es obvio que le han quitado poder y respeto a nuestros policías con las nuevas leyes. Los delincuentes saben que hacen sus fechorías y no les pasará nada. El calor vino acompañado por un clima anti policial y los vecindarios más pobres son quienes están pagando las consecuencias”, opinó Ola.
De acuerdo con las estadísticas de NYPD, los vecindarios más afectados por la guerra de disparos fueron Harlem, El Bronx y el norte de Brooklyn, aunque también en 2020 se registraron focos de violencia en vecindarios del noreste de Queens, en donde por muchos años se habían “calmado” las detonaciones.
Otra chispa a la ola violenta

Cuando los días de calor se van, la Asociación de Bodegueros de América (UBA) ha puesto de manifiesto que cuantifican una estación veraniega que no quisieran recordar.
Esta semana divulgaron una serie de videos en donde demuestran que han sido atacados, como nunca antes, por la agresividad de personas que se niegan a usar las máscaras en el interior de estos comercios.

“Mire los videos, los propietarios y trabajadores de las bodegas están siendo escupidos, golpeados, maldecidos, robados y agredidos. Las bodegas están siendo destrozadas, se rompen ventanas y la Ciudad no está haciendo nada para evitar que ocurran estos ataques”, dijo Radhames Rodríguez, presidente de la UBA.

Entre tanto, Aneuri Castillo, un trabajador hispano de La Parada Latina en El Bronx cuenta uno de los tantos incidentes que se han registrado cuando los empleados de estos populares comercios neoyorquinos piden a algunos clientes que usen las máscaras.
“No esperaba que me golpearan en la cara, esto fue impactante para mí. Traté de hacer lo que el gobernador nos pidió. Le dije que era la Ley cubrirse la nariz y la boca ¡tengo miedo !, quizás vuelva y me dispare”, comentó Castillo.

El dominicano Fernando Mateo, portavoz de la UBA asegura que los últimos cuatro meses han sido “un infierno” para los propietarios y los trabajadores de las bodegas.
“Estamos reviviendo los años 70 y 80, los criminales no tienen miedo de ser arrestados, los policías ya no pueden hacer bien su trabajo”, opinó Mateo.
El peor año desde el 2015
Aunque alarmante, las cifras que describen las acciones criminales en la ciudad de Nueva York todavía se mantienen muy por debajo de los niveles máximos de delincuencia observados en las décadas de 1980 y 1990, dicen portavoces de NYPD.
El descenso de las estadísticas oficiales de delitos considerados como mayores como violación, robo, asalto, hurto mayor y robo de automóviles, permiten ponderar en general una fotografía “controlada” de la criminalidad, pero no hay dudas que las balaceras ponen a la Ciudad en alerta en el peor año para la violencia armada desde el 2015.
Hay otros razonamientos. 
Las filas de la Uniformada se han reducido por los recientes recortes presupuestarios y una ola de jubilaciones, lo que ha dejado a los comandantes luchando por cubrir vecindarios donde la violencia está aumentando, dijeron efectivos a El Diario.

Así mismo, el jefe de Departamento del NYPD, Terence Monahan, reconoció que en meses como junio, los funcionarios estaban muy ocupados con las protestas en toda la ciudad, como resultado los tiroteos comenzaron a escalar en sectores que quedaron sin vigilancia.
“La pandemia también ha jugado un papel. Las disputas se han agravado en comunidades donde las pandillas rivales no pueden escapar de la presencia de las otras, alimentando un ciclo de violencia. Y es entonces cuando alguien saca un arma y comienza a disparar. Un tiroteo puede genera otros cinco o seis”, concluyó el líder policial.
En cifras: Más pólvora en las calles
85% de las balaceras se registraron entre junio, julio y agosto. Siendo julio el más violento.
242 tiroteos se han cuantificado en la ciudad de Nueva York durante agosto en comparación con 91 el año pasado.
53 asesinatos solo en agosto en contraste con 36 en este mismo mes en 2019.
1,000 balaceras ya se habían confirmado en NYC antes del fin de semana del ‘Labor Day’.
1,237 víctimas de disparos este año en comparación con 631 heridos en 2019, esto implica un alza del 96% de los impactos de bala en la ciudad.
176% aumentaron las balaceras entre junio y julio de este año, si se pone en balanza con el 2019.
12 baleados se han confirmado en lo que va de septiembre.

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