Dicen que el culpable de una tragedia es la persona que tuvo la última oportunidad de evitarla y no lo hizo. Las degradaciones a chatarra de los bonos de Puerto Rico fueron cosa reciente y afectaron a la última administración más que a nadie. Por lo tanto, la culpa de nuestro caos es del PPD, aunque nuestra embrolla se haya venido montando desde que aprendimos a coger prestado para pagar préstamos. Todos nuestros gobiernos recientes son culpables, pero al PPD le toca la mayor culpa. Nuestro electorado se tiene que vengar y el PPD tiene que perder. Su candidato Dr. David Bernier, no importa sus dotes, va a ser arrastrado por esos escombros.
Como aquí rigen los partidos y no el ciudadano, el PNP tiene que ganar. Y ganará. Su candidato es apodado “Ricky”, un diminutivo en slang. Escogió a Jenniffer González como pareja electoral y ella es quien lo carga a él, para ventaja de él. Su apellido regalado es Rosselló, para ventaja de él. Muchos de los que lo respaldan a él lo están haciendo para rendirle tributo equivocado a su papá, el exgobernador Dr. Pedro Rosselló, para beneficio de Ricky. Su excelente abolengo y buena formación académica le abren puertas a beneficio de él: publicación de libros políticos en una editorial académica dándole prioridad sobre la fila de académicos que estaban en turno para publicar el suyo; nombramiento académico sobre la fila de otros que estaban en turno para ser nombrados cuando surgiera una plaza; el entrometerse en asambleas políticas del legítimo presidente de su partido —Pedro Pierluisi— para irle serruchando el palo que él pretendía trepar. Subir a presidente del PNP y candidato a gobernador en un momento cuando el PNP habrá de ganar inevitablemente —por default— es victoria hueca. No porque el PNP triunfe. Es que el PPD perdió.
Ricky va a ser elegido gobernador, pero no va a tener que gobernar. Tendrá toda la pompa y circunstancia del gobernador, y creo que eso lo va a satisfacer a plenitud. Ricky tendrá carros, choferes, escoltas y residirá en Fortaleza, donde ya ha residido. Tendrá un magnífico escenario y la mejor vista de la entrada al Puerto de San Juan. Pero de gobernar que se olvide. De ser líder de país, que se olvide. Se sentará en el escritorio en que se sentó su papá. Pero no tendrá poder decisional. Ese poder estará exclusivamente en manos de la Junta de Control Fiscal.
Ricky será el primer ejecutivo en un país completamente nuevo y distinto. Ya no es el ELA con ínfulas de gobierno propio, constitución propia, y en colaboración par a par con el gobierno de los Estados Unidos. No. Ya ese mito maduró y se desinfló. Es más, lo desinflaron ellos mismos. Ricky será el primer ejecutivo en una colonia claramente definida por el Congreso de los Estados Unidos de América —su metrópoli dominante— y la Corte Suprema de esa Nación dueña de nosotros. Hemos aspirado a ser estado de ellos, pero veo ese culmen cada vez más lejos porque el PNP lo ha estado buscando infructuosa y engañosamente aquí en vez de haberlo estado cultivando y cabildeando allá. Ricky estará como primer ejecutivo de un país que hay que empezar a volver a definir y a estructurar, lo que a Ricky le queda muy grande.
Sé que Ricky no querrá leer estas cosas, pero eso es lo que hay, y se lo tengo que decir. Ricky, tus mejores recursos no serán tus aduladores. Serán los que con mayor honestidad te digan siempre la pura y dura verdad. Si no, pregúntale a tu papá.
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