Después de 13 años recibiendo una pensión de RD$12,000 al mes como segundo teniente del Ejército Nacional, José María Novas López tiene calculado que ese monto apenas solo de alcanza para pagar la factura de la energía eléctrica. A sus 61 años de edad, vive en una cómoda casa en el Residencial Gisela, del sector Alma Rosa II. Su vivienda y el progreso económico que ha experimentado lo debe -según cuenta- a un negocio de venta de vehículos que desarrolla junto a un amigo. También se suma el sueldo de su esposa y madre de sus siete hijos.
Si no fuera por lo que hace, en lugar de lágrimas por el bajo salario que ganan los agentes de la Policía y las Fuerzas Armadas, lo que derramaría sería sangre, dice. “No quiero ni pensar cómo sería la vida de uno, si fuera solo con la pensión”. “Es que a los militares nunca le han pagado dinero”, lamenta.
“Yo no vivo mal, pero hay muchos pensionados que cuando salen se tienen que meter a guachimán a ganar RD$5,000 y RD$7,000, porque el dinero de la pensión no les alcanza para nada”.
Novas López duró 28 años en el Ejército “cogiendo calle”, a donde llegó por necesidad y el deseo de salir del campo. No se arrepiente, pero lamenta no haber conseguido el pago de algún incentivo extra para la pensión.
“Lo busqué, pero nunca lo pude conseguir, porque un segundo teniente no tiene tanta influencia para que lo manden a uno a algún sitio”.
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