El fantasma de la deflación deambula por casa. El último dato del alza de precios de enero confirma lo que en la economía familiar hace tiempo que la mayoría ya conoce. Los precios caen, pero los ingresos bajan y el pesimismo se mantiene. El círculo vicioso se desata.
Las estadísticas muestran que el abaratamiento de los carburantes y la estabilidad del precio del tabaco han moderado la inflación interanual, que comparada con el mismo mes del año pasado se quedó en el 0,2%. Lo más destacable de este frío dato es que se trata de la tasa más baja contabilizada al menos desde 1961.
Sin cuesta de enero
La cuesta de enero ha desaparecido. La inflación subyacente, la que elimina los precios más volátiles (que oscilan más), muestra también la misma tendencia. La inflación en enero se ha situado una décima por debajo de la contabilizada en diciembre, a pesar del aumento del precio de la electricidad.Estabilidad o amenaza
El Gobierno ha considerado que el dato de inflación conocido esta semana pasada muestra que la economía española se encuentra en un momento de "estabilidad de precios" y ha asegurado que permite mantener el poder adquisitivo de salarios y pensiones. La patronal CEOE está en la misma línea interpretativa de los datos que el Gobierno de Mariano Rajoy. Por el contrario, los sindicatos consideran que la subida de los precios de bienes y servicios básicos en un contexto de devaluación salarial abre un periodo de incertidumbre para los próximos meses.Deflación
¿Se han sentado las bases para la llegada de la deflación o la caída generalizada de precios? Los economistas no se ponen de acuerdo. A pesar de que la mayoría han bebido en las mismas fuentes de sabiduría, no existe consenso en la valoración del riesgo de caída de precios ni en los remedios previstos para el caso de que la pesadilla se haga realidad.Opiniones
Según 22 de los 46 economistas consultados por Reuters en una reciente encuesta, el riesgo de deflación es "algo grave", mientras que para 14 de estos expertos el problema no es serio. Crece el temor a que el BCE esté subestimando los riesgos. Quizá esa actitud es la lógica ante un escenario para el que no existen recetas mágicas.Draghi y el margen de maniobra
El presidente del BCE, Mario Draghi, sigue la evolución de la situación con estoicismo aparente y asegura que la zona euro avanza hacia una recuperación "débil, frágil y dispar". Y hay que temer que ese dispar se refiera a la marcha de la economía más próxima al bolsillo propio, especialmente a los habitantes del sur de Europa. Tras abaratar el precio del dinero al 0,25%, al BCE no le queda un gran margen de maniobra.Y las medidas para reactivar el consumo han sido hasta ahora un gran fiasco a pie de calle, ya que los créditos son caros y el consumo es débil. La que dicen puede ser la última opción es la decisión de rebajar la tasa de depósitos hasta porcentajes negativos, es decir, que el BCE ofrezca incentivos a los bancos que presten su dinero. Es una posibilidad poco probable que encima mancharía la maltrecha imagen del BCE, al primar en plena crisis a los principales causantes de la debacle.