Uno de los aspectos más importantes que muchas veces se pasa por alto
durante una sesión de entrenamiento es la fase de recuperación o bien el
tiempo que dedicamos a descansar. Este tiempo es un periodo donde no se
realiza ningún tipo de trabajo, y aunque físicamente no lo estás
haciendo, fisiológicamente tu cuerpo está tomando la oportunidad para
repararse y estar más fuerte para el estrés que el siguiente ejercicio
le pondrá.
Mientras te ejercitas, tus músculos trabajan para cumplir las demandas que tú le exiges.
El
tiempo que te tomas para descansar entre series de ejercicio puede
tener un gran impacto en cuanto a cómo el ejercicio afectará tu cuerpo.
Si
uno descansa mucho, el entrenamiento posiblemente pierde intensidad,
pero si descansas muy poco puedes terminar agotándote mucho antes de lo
que deberías y no rendir lo que deberías debido al cansancio.
Hay dos aspectos claves que se tienen que tomar en consideración, siendo el primero cuál es el fin de tu entrenamiento.
Si
lo que buscas es fuerza y resistencia entonces un descanso un poco más
prolongado va a ir de acorde a tu necesidad, pero si lo que buscas es
acelerar tu metabolismo y bajar tu porcentaje de grasa entonces un
descanso mínimo es lo ideal. Esto puede durar un periodo tan corto de 30
segundos hasta un descanso mínimo en el cual entrenas sin haberte
recuperado en un 100%.