Además de los riesgos más conocidos y peligrosos
del tabaco, como consecuencia de su adicción, hay otros motivos que lo
hacen un riesgo para nuestra imagen.
Los
fumadores habituales son reconocidos por tener manchas amarillentas en
los dientes y también dificultades progresivas para eliminar el olor del
cigarrillo a su alrededor y en su aliento.
Aunque
la nicotina sea el mayor mal del tabaco, ya que nos engancha a él, no
causa las manchas oscuras en los dientes, dedos y uñas ni el tono
amarillento que los impregna.
La nicotina no tiene color, pero en cambio sí lo tiene el alquitrán que contiene la brasa del cigarrillo.
Varios
remedios naturales se basan en hacer gárgaras o humedecer las manos en
agua con zumo de limón y sal, debido a que el fruto tiene propiedades
que destiñen y la sal tiene un efecto exfoliante.
Otra
opción es frotar sobre la dentadura el interior de una fresa o de una
naranja, o impregnarla de vinagre de manzana, puesto que tienen un
efecto blanqueador.
Aquellos no fumadores que
vivan con personas que sí lo son también padecerán el efecto de las
manchas en el mobiliario de la casa: las cortinas, las paredes y las
superficies externas de los muebles pueden fácilmente oscurecerse debido
a estar constantemente sometidos al humo del tabaco.
Para
estos casos se recomienda limpiar las superficies con mezclas de agua
caliente con amoníaco, bicarbonato o con productos limpiadores que
contengan peróxido -este último también puede servir para limpiar los
dientes en lugar de la pasta tradicional-, aunque lo más probable es que
en el caso de paredes muy desgastadas por humo constante lo más fácil
sea contar con una nueva capa de pintura.
Al
igual que con las manchas, eliminar el olor de tabaco en el aliento es
progresivamente más difícil, ya que en las personas que fuman todos los
días, el problema se agrava y la solución es cada vez menos efectiva.
Los malos alientos tienen su origen en la lengua, donde se adhieren los
olores, por lo que limpiar la lengua a conciencia cuando nos cepillamos
los dientes debe ser fundamental.
Otras ayudas
caseras -además de productos dentales que lleven a cabo una limpieza
más profunda- son masticar hojas de menta o perejil y beber más agua de
la habitual, ya que una boca seca es más propicia a tener un mal
aliento.
Los caramelos y chicles pueden ser ayudas puntuales, aunque es más efectivo limpiarse los dientes cada vez que se ha fumado.