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jueves, 6 de junio de 2013

GUERRA A LAS LETRINAS EN THAILANDIA porque empeora la artritis

 

Las autoridades de Tailandia quieren erradicar de los aseos el popular retrete a la turca o letrina porque consideran que defecar u orinar en cuclillas contribuye a empeorar la artritis, una enfermedad que afecta a las articulaciones, en una población cada vez con mayor edad.
El plan del Ministerio de Salud Pública contempla que para el año 2016 estos inodoros sin taza y a ras de suelo desaparezcan del todo de los hogares y del 90 por ciento de los retretes públicos, incluidos los de hospitales, escuelas o estaciones de servicio.
Según los datos oficiales, en Tailandia el 86 por ciento de los inodoros domésticos son del llamado modelo turco, aunque en las zonas urbanas cada vez se emplea más el retrete con taza, tapa y cisterna de agua.
Esto explica que todavía en algunos lavabos de uso público haya en las paredes y puerta pegatinas mediante las que se avisa de que está prohibido subirse sobre la taza para ponerse en cuclillas.
Pues todavía hay tailandeses que creen que es la forma apropiada de utilizar el retrete o bien consideran que subirse a éste es mucho más higiénico que sentarse.
Para el director de Salud Medioambiental, Pisanu Sanprasert, el váter occidental o con taza contribuirá a reducir el desgaste de las articulaciones y que aumente la artritis, dos efectos que achacó en gran parte al hábito de defecar en cuclillas.
De acuerdo con la Fundación Artritis, esta enfermedad afecta a más de seis millones de tailandeses y la tendencia es que aumente en un país que está en proceso de envejecimiento.
Los datos oficiales estiman que el 14 por ciento de la población supere los 60 años en 2015, un 4 por ciento más que hace diez años.
"Eso quiere decir que necesitaremos un montón de aseos con asiento para una población en proceso de envejecimiento", aseveró Pisanu en una entrevista publicada recientemente en la prensa local.
El destacado funcionario explicó que el plan del Gobierno también persigue promover una mayor higiene en los aseos de uso público, sobre todo en los ubicados en estaciones de autobús, tren y restaurantes, para mejorar así la pobre imagen que de los escusados tailandeses tiene el turismo, una importante fuente de riqueza para este país asiático.
Además, las autoridades dicen que entre estas personas mayores afectadas por la incomodidad y los problemas que acarrea el inodoro sin taza está la legión de pensionistas extranjeros que eligen Tailandia para retirarse, muchas veces en zonas rurales.
Aunque hay servicios públicos con retretes de estilo occidental, en los ubicados en estaciones de servicio y parqués públicos la limpieza y la iluminación suele espantar a muchas personas.
La falta de higiene en los baños es uno de los motivos que esgrimen los defensores del retrete turco, quienes además mantienen la teoría de que es más saludable evacuar los intestinos agachado y en cuclillas que sentado.
El doctor Apichart Suramethakul, especialista en medicina gastrointestinal, apuntó que la postura en cuclillas relaja el esfínter y que éste se comprime cuando la persona está sentada, por lo cual crecen las probabilidades de que aparezcan los problemas intestinales.
Según un estudio publicado en la revista "Israel Journal of Medical Science", las dolencias intestinales como apendicitis, hemorroides o la colitis ulcerosa son más habituales donde se utilizan retretes occidentales que en las que se la gente defeca en cuclillas, como en las aldeas rurales de Sudáfrica.
Por otra parte, el doctor Apichart afirmó que la transmisión de bacterias y enfermedades cutáneas es otra razón de peso para rechazar la implantación de la taza del váter en los inodoros en lugares públicos sin una garantía de higiene estricta.
Hasta mediados del siglo XIX, la mayoría de los habitantes del planeta hacían sus necesidades en cuclillas, práctica que continúa siendo la más común en muchos países de Asia y África.
El escusado turco llegó a Tailandia hace cerca de un siglo el rey de entonces, Chulalongkorn, declaró su uso obligatorio en la capital y varias décadas después, la élite capitalina empezó a importar de Europa váteres de porcelana.