HiRADiOs Voz Dominicana

viernes, 7 de junio de 2013

PAPA MOLINA Y LAS GRANDES ORQUESTAS DOMINICANAS

 

Las grandes orquestas nacionales de baile siempre tuvieron el merengue como estandarte y lo enarbolaron como “caballo de batalla”, en sus presentaciones y festivales bailables de los más prestigiosos centros sociales de Santo Domingo y el interior del país. En una brillante  primera etapa, tres bandas orquestales  se disputaban los máximos honores del momento. 
Ubicándonos en las décadas de los 50, 60 y 70,   el público se sentía deslumbrado con la calidad de las imponentes: Super Orquesta San José, de la Voz Dominicana; Orquesta Generalísimo Trujillo, del maestro Luís Alberti y la Orquesta Antillana, de Antonio Morel.
La gran “big band”, que fue la San José, agrupación musical orgullo de la Voz Dominicana, tuvo directores nacionales y extranjeros, entre ellos, Julio Gutiérrez, gran compositor y arreglista cubano, a quién se debe la inclusión de la tumbadora en el merengue, ya que afirmaba que “así el merengue adquiría mayor profundidad percusional y rítmica”.
 Pero es innegable que la época de mayor brillo y exitosa intensidad  la tuvo esta gran orquesta, bajo la batuta del maestro Papa Molina, compositor y arreglista; trompetista y pianista.
Para cantar los merengues, la San José tenía a Joseito Mateo, considerado por muchos como el verdadero “Rey del Merengue”, con éxitos como Feliciana, Jardinera, Mal de Amores, La Patrulla y muchos más.
El merengue clásico y tradicional ha tenido en el maestro Luis Alberti y su orquesta, su más pura y auténtica expresión. Alberti siempre se negó a introducir la tumbadora en el merengue, porque decía que era un instrumento para rumba, mambo y guaracha, completamente ajeno a nuestro ritmo rey. Don Luis, con su bandoneón, encabezando la orquesta Generalísimo Trujillo, llamada así porque era en verdad, la preferida para bailar del dictador, se constituyó en un símbolo de la mejor expresión musical bailable. Quién puede olvidar los merengues de Arcadio – Pipí – Franco -. Leña, Juan Gomero, Muchachos, El Martiniqueño, La Empalizá  y recordar por siempre, los boleros de Rafael Colón y Marcelino Plácido; Tu no podrás olvidar, Azul, Concierto de Amor, Súplica Inútil, entre otros.
Cerramos esta emblemática trilogía, con Antonio Morel y su orquesta, un innovador e investigador de la música dominicana, a la que impregnó nuevos sonidos y vertientes, manteniendo la riqueza del merengue  y enriqueciéndolo con nuevas tonalidades.
 La de Morel era la orquesta preferida de la juventud, ya que dio oportunidad en la misma  a un valioso grupo de jóvenes intérpretes,  que escalaron después primeros planos en el ambiente artístico nacional.
Figuras como Niní Cáffaro, Julio César Defilló, Vinicio Franco, El Negrito Macabí, y Lucía Félix, entre muchos otros, encontraron en la orquesta de Antonio Morel  el cauce adecuado para entrar con fuerza plena en el ámbito musical del país y el exterior.