Nabil Mansour -NaVil
es su nombre artístico- no es solo cantante y compositor, sino también
activista musical. Su compromiso arranca desde el mismo momento en que
se acercó a la música. "Lo que me llevó a empezar a componer fue la
masacre que contemplé durante la Operación Plomo Fundido de Israel contra Gaza
y el movimiento de solidaridad internacional que se creó con el pueblo
de la franja", cuenta. Su estreno llegó tras la manifestación celebrada
en Barcelona -donde reside- a favor de los gazatíes el 11 de enero de
2009. En aquel momento, le propusieron cantar L'estaca, de Lluís Llach, en árabe y en catalán. "Una mujer embarazada no da a luz sin dolor, y del sufrimiento del
pueblo de Gaza, de aquellos 1.400 muertos, nace NaVil el cantautor palestino", resume.
Su repertorio de canciones, muchas de ellas recogidas en su disco Del río al mar, de norte a sur (2012), habla de la discriminación racial en Israel, las colonias ilegales, el muro de separación entre árabes e israelíes... El título hace referencia a su idea de la futura Palestina, "sin discriminación racial de ningún tipo, sin diferencias entre judios y musulmanes, todos con los mismo derechos", explica.
El propio cantante sirve de ejemplo de la situación en la que se encuentran millones de palestinos: alejados de sus tierras pero vinculados a ellas por la lengua, las canciones y la cultura, es decir, por el sentimiento. NaVil es, además, una mezcla completa del Mediterráneo, el entorno al que, por su proximidad, han ido a vivir la mayoría de los desplazados del conflicto. "Soy un punto de encuentro entre Oriente y Occidente en el Mediterráneo, entre Barcelona y Palestina", comenta el compositor, "soy también hijo musical de lo que he mamado en casa, música tradicional palestina de resitencia y música mediterránea", añade.
Además de en español y en catalán, NaVil traslada su mensaje en inglés, árabe e italiano, y lo ha llevado a España, Francia, Latinoamérica y Oriente Próximo, incluyendo Gaza y Cisjordania. "Canto en todos en todos estos idiomas porque el mensaje de la causa palestina tiene que trasladarse a otras sociedades", dice. "A través de mis canciones, en solo una hora de concierto, soy capaz de hacerle entender al público quién es el oprimido y quién el opresor, quién el ocupante y quién el ocupado". Es, además, uno de los pocos cantantes -por no decir el único- que convierte canciones tradicionales árabes al español y al catalán.
Gracias a su nacionalidad española, el compositor ha logrado entrar en Cisjordania en numerosas ocasiones -algo no siempre sencillo para los descendientes de refugiados-, aunque hasta este mismo año no había conseguido acceder a Gaza, la ciudad por la que se inició en la música. "Entrar a Gaza ha sido como si yo, que he vivido en España toda mi vida, hubiera ejercido el Derecho de Retorno", sonríe. En su viaje a la franja, realizado hace un mes con las Brigadas Unadikum, ofreció un concierto gratuito en el campo de refugiados de Al Buriy, pero también cantó en la casa de unos pescadores que han perdido sus barcos por acciones del Ejército de Israel.
Su repertorio de canciones, muchas de ellas recogidas en su disco Del río al mar, de norte a sur (2012), habla de la discriminación racial en Israel, las colonias ilegales, el muro de separación entre árabes e israelíes... El título hace referencia a su idea de la futura Palestina, "sin discriminación racial de ningún tipo, sin diferencias entre judios y musulmanes, todos con los mismo derechos", explica.
El propio cantante sirve de ejemplo de la situación en la que se encuentran millones de palestinos: alejados de sus tierras pero vinculados a ellas por la lengua, las canciones y la cultura, es decir, por el sentimiento. NaVil es, además, una mezcla completa del Mediterráneo, el entorno al que, por su proximidad, han ido a vivir la mayoría de los desplazados del conflicto. "Soy un punto de encuentro entre Oriente y Occidente en el Mediterráneo, entre Barcelona y Palestina", comenta el compositor, "soy también hijo musical de lo que he mamado en casa, música tradicional palestina de resitencia y música mediterránea", añade.
Además de en español y en catalán, NaVil traslada su mensaje en inglés, árabe e italiano, y lo ha llevado a España, Francia, Latinoamérica y Oriente Próximo, incluyendo Gaza y Cisjordania. "Canto en todos en todos estos idiomas porque el mensaje de la causa palestina tiene que trasladarse a otras sociedades", dice. "A través de mis canciones, en solo una hora de concierto, soy capaz de hacerle entender al público quién es el oprimido y quién el opresor, quién el ocupante y quién el ocupado". Es, además, uno de los pocos cantantes -por no decir el único- que convierte canciones tradicionales árabes al español y al catalán.
Gracias a su nacionalidad española, el compositor ha logrado entrar en Cisjordania en numerosas ocasiones -algo no siempre sencillo para los descendientes de refugiados-, aunque hasta este mismo año no había conseguido acceder a Gaza, la ciudad por la que se inició en la música. "Entrar a Gaza ha sido como si yo, que he vivido en España toda mi vida, hubiera ejercido el Derecho de Retorno", sonríe. En su viaje a la franja, realizado hace un mes con las Brigadas Unadikum, ofreció un concierto gratuito en el campo de refugiados de Al Buriy, pero también cantó en la casa de unos pescadores que han perdido sus barcos por acciones del Ejército de Israel.