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domingo, 20 de enero de 2013

Cuanto menos detalles se sepan de la infidelidad, más fácil será perdonar

Algunas personas lo tienen muy claro: «nunca perdonarían una infidelidad», pero otras muchas tienen sus dudas. ¿Se puede realmente hacer borrón y cuenta nueva cuando descubrimos a nuestra pareja con otra persona?
Todo depende. Al menos así lo considera la orientadora de familia Sara Pérez-Tomé quien aconseja plantearse desde un primer momento cómo ha ocurrido el engaño. «En toda infidelidad siempre hay un actor proactivo y una víctima pasiva, y la tendencia es defender a la víctima. Sin embargo, ésta puede ser tan culpable como responsable».
No hay que olvidar que cuando una pareja decide estar unida es porque son felices así, pero si uno de los dos se aleja, cambia el carácter, evita las relaciones sexuales, ect., etc., quizá está «empujando» a su pareja a huir de lo cotidiano con otra persona, a la que no tiene porqué querer. Es esencial que el «engañado» también analice su posible parte de culpa por mucho que haya sido su pareja quien haya caído en brazos de otro u otra.
María Jesús Álava Reyes, directora del Centro de Psicología Álava Reyes, añade que hay que distinguir si quien nos ha engañado es reincidente, es un infiel permanente —hay personas que llevan una relación paralela durante varios años—, si ha sido «atrapado» por un hecho aislado al dejarse llevarse por determinadas circunstancias, o si se tratra de una persona inmadura que necesita conquistar para sentirse segura.

              Confianza y credibilidad

Tras una infidelidad, lo que se pierde de inmediato en la pareja no es tanto la confianza, que se pierde, sino la credibilidad. «Por mucho que uno le diga al otro, "no lo volveré hacer, confía en mí", así no se arreglan las cosas —explica Pérez-Tomé—. Lo verdaderamente importante es que sea creíble; es decir, que la persona que ha engañado, si de verdad quiere volver a la situación de antes, tiene que cambiar modelos y hábitos de vida: salir de las redes sociales y de facebook si es necesario o, incluso, hasta cambiar de trabajo, si el supuesto o supuesta "amante" está en la oficina». De lo contrario, siempre habrá dudas y el engañado sentirá celos, rencor y la angustia de que vuelva a pasar.
Al mismo tiempo, esta orintadora familiar apunta que para perdonar, el infiel también debe recuperar lo que denomina «tiempos consagrados»: volver a estar juntos hasta el aburrimiento para dar a enterder a su pareja que quiere que estén juntos en todo momento. Aún así, reconoce que perdonar un engaño amoroso es un esfuerzo heróico de generosidad «porque uno debe perdonar y el otro sentirse perdonado».

                 Nunca un tercer grado

«Es necesario tener una paciencia infinita —añade María jesús Álava Reyes—. A nivel racional se puede llegar a superar con el tiempo, pero desde un punto de vista emocional es más complicado porque es muy normal que a uno siempre le asalten dudas. Cada persona lo acepta de una manera, pero es frecuente que la persona engañada se sienta insegura, infravalorada e, incluso en ocasiones, con ansia de venganza».
Añade Álava Reyes que lo que nunca hay que hacer si se decide perdonar y continuar con la pareja habitual es someterle a un tercer grado. «Es un error muy común pedir detalles para tener toda la información sobre la infidelidad. Cuanto menos se sepa, menos daño se hace y más fácil será perdonar».