Mientras el presidente Hugo Chávez se ve obligado a volver al quirófano por el cáncer que padece, la designación del vicepresidente Nicolás Maduro como su sucesor se perfila como el elemento fundamental de un chavismo sin su gran líder histórico.
Pese a llevar año y medio de exigentes tratamientos que lo han hecho pasar por cuatro operaciones, sesiones de quimioterapia y radioterapia, no ha sido hasta ahora que el mandatario ha hablado abiertamente sobre la posibilidad de que la revolución bolivariana tenga que seguir sin él.
Y el escogido para capitanearla, Maduro, es un moderado y pragmático, alejado de la línea dura que representa el que se venía perfilando como su gran contrincante en la batalla de la sucesión, el exmilitar Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y número dos del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
El aparente cierre de filas en el oficialismo alrededor de Maduro –al que el propio Cabello parece haberse sumado– hace difícil prever una crisis política en el seno del oficialismo, al menos en el corto plazo.
Pero lo heterogéneo de las diferentes sensibilidades en torno a Chávez hace que sea más aventurado afirmar que no vaya a haber momentos de incertidumbre en el mediano plazo.
Unidad
Uno de los mensajes fundamentales de Chávez durante su intervención televisada del sábado fue el llamamiento al patriotismo, pero sobre todo a la unidad en sus filas en los tiempos aparentemente duros que están por venir.
El presidente, que había permanecido once días en Cuba, regresó para dirigirse a los venezolanos y anunciar que necesitaba volver a La Habana para una nueva intervención quirúrgica.
Aunque en ningún momento dio por sentado que el pronóstico de los médicos apunte a que será incapaz de superar la enfermedad, sí habló de que espera un “milagro” y por primera vez quiso concretar el asunto del cambio de liderazgo en las filas bolivarianas.
“Él viene a Caracas, no para anunciar que está enfermo, eso lo pudo hacer como la vez pasada desde La Habana, vino a empoderar a su sustituto: no solo con la población, especialmente con el chavismo”, le dijo a BBC Mundo Luis Vicente León, politólogo y presidente de la encuestadora Datanálisis
Según el analista, lo que busca al designar a Maduro es “conjurar los demonios internos dentro del chavismo”. “Viene a decir: ‘estoy designando mi sucesor y es este’. A los que pudieran sentir que quieren retarlo les está diciendo: ‘si lo retas, gana la oposición y vamos a estar peor’”.
“No veo una crisis política inminente durante las primeras semanas y meses, por la solidaridad con el presidente y su situación de debilidad y vulnerabilidad. Esto más bien une a las bases en este momento”, le dijo a BBC Mundo la historiadora Margarita López Maya.
Para López Maya, “como la Constitución manda a convocar elecciones en caso de ausencia absoluta, eso favorece que se mantenga unido el chavismo en el corto plazo”.
Futuro incierto
“Ahora, a mediano plazo, sí habrá incertidumbre, porque el chavismo es una cosa demasiado heterogénea con demasiadas tensiones, con un liderazgo personalista y, cuando eso sucede, pues es muy difícil unificar las bases si desaparece ese liderazgo”, comentó la analista.
Según la historiadora, las tensiones podrían venir del diferente perfil de los dos hombres fuertes en el chavismo: “Maduro es un hombre más de izquierda, que viene de la Liga Socialista, es civil, y tiene el favor de los cubanos, eso puede traerle ojeriza con el Ejército”.
“El vicepresidente tiene menos poder interno, pero tiene la imagen internacional, el favor de los cubanos y ahora el propio Chávez, aunque eso dura lo que dura Chávez”, agregó.
Sin embargo, según Lopez Maya, “Cabello sí tiene poder, controla el partido y la Asamblea Nacional, viene de los militares, también de confianza de Chávez, pero nunca ha ido a Cuba”.
Ahora bien, “ninguno de ellos tiene el liderazgo para controlar el partido y las bases como lo tuvo Chávez”, afirmó.
Una hipotética retirada de la política de Chávez, según los expertos, conllevaría un efecto de impulso del chavismo de cara a las elecciones regionales del próximo 16 de diciembre, pero también en la oposición.
Para López Maya, la situación “puede incentivar que salga a votar la oposición, que le ha costado mucho movilizar a su gente, ya que hay una ventana de oportunidad política, cambió la situación y puede ser un incentivo. Pero también puede animar al voto chavista a que salga por solidaridad”.