Con un minuto de silencio, los activistas quieren recordar a los nueve extranjeros y una agente de policía asesinados entre 2000 y 2007 por un trío ultraderechista autodenominado "Clandestinidad Nacionalsocialista" (NSU), indicó Deniz Yilmaz, miembro de la alianza en Berlín.
No obstante, con nuestra manifestación romperemos el silencio y expresaremos con fuerza y decisión nuestra oposición al racismo en este país. Queremos llamar la atención públicamente acerca del racismo que padece esta sociedad enferma, agregó.
Según el activista, "el racismo está continuamente presente en la política, en las instituciones públicas y en el día a día".
Los manifestantes en la capital alemana, unos mil al comienzo de la protesta, tienen previsto concluir su acción, cuyo lema reza "El problema se llama racismo", con la proyección de un vídeo ante la sede de la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) para exigir la disolución de los organismos de inteligencia del país.
Los activistas quieren llamar la atención sobre la responsabilidad de la policía y los servicios secretos, cuyos errores posibilitaron que la célula neonazi actuara durante años con total impunidad.
Asimismo pretenden denunciar la minimización de la violencia ultraderechista, así como el secretismo en torno a la trama neonazi y la destrucción de documentos para ocultar los errores cometido en el seguimiento del trío terrorista, formado por Uwe Mundlos y Uwe Böhnhardt, de 38 y 34 años, y Beate Zschäpe, hoy de 37.
"Proyectaremos nuestras preguntas y nuestra acusación en el edificio de la BKA para poner énfasis sobre nuestra exigencia de que todos los servicios secretos sean eliminados. Además, llamamos a toda la gente a comprometerse con mayor valentía contra el racismo en nuestra sociedad", subrayó Yilmaz.
En tanto, el ministro del Interior, Hans-Peter Friedrich, quien reconoció el fracaso en el seguimiento de la célula neonazi, aseguró la víspera que el gobierno federal y de los estados federados están cooperando para lograr "un mejor intercambio de información y una mejor coordinación del trabajo de los servicios de inteligencia".
La trama neonazi salió a la luz a raíz del descubrimiento el 4 de noviembre del año pasado, en una autocaravana incendiada, de los cadáveres de Mundlos y Böhnhardt, que aparentemente se habían suicidado cuando estaban a punto de ser detenidos por la policía tras atracar un banco.
Cuatro días después, Zschäpe, que permanece en prisión y contra quien en breve se presentarán cargos, se entregó a las autoridades tras prender fuego, para destruir pruebas, a la vivienda que había compartido con los dos presuntos terroristas.
En tanto, el presidente de la Oficina Federal de Protección de la Constitución, Hans-Georg Maassen, reclamó en declaraciones al dominical "Welt am Sonntag" un registro central de los informadores infiltrados en las filas de organizaciones neonazis y de ultraderecha con el fin de optimizar su trabajo.
"Un conocimiento centralizado es indispensable para poder dirigir de forma efectiva a los enlaces de los organismos federales y regionales", subrayó.
Al mismo tiempo, descartó renunciar a los informadores infiltrados, pues "las fuentes humanas son y continuarán siendo indispensables para obtener información sobre las estructuras internas y la planificación de posibles actos inconstitucionales". EFE