Más de 100.000 personas, según los organizadores, se manifestaron ayer en Londres contra los recortes y medidas de austeridad, protestas que se extendieron por otras ciudades del Reino Unido y en las que se acusó al primer ministro, David Cameron, de favorecer a los ricos y ahogar el crecimiento.
La protesta llevada a cabo por el centro de Londres, cerca de las sedes del Gobierno y del Parlamento, transcurrió en general de forma pacífica, si bien a última hora del día hubo algún altercado en Oxford Street por parte de grupos que se habían separado de la marcha principal.
El Reino Unido está en recesión desde finales de 2011 y, aunque el desempleo bajó en agosto al 7,9 % -por el efecto de los Juegos Olímpicos-, no hay indicios de recuperación económica.
Los recortes del Gobierno han implicado el despido de cientos de miles de funcionarios, la supresión de numerosos servicios públicos y la progresiva privatización de la educación y la sanidad. EFE