¨Mi paso por la vida lo ha determinado estar en el lugar preciso, en el momento adecuado¨, asegura Nydia Caro, refiriéndose a hitos puntuales de su existencia.
A vuelo de pájaro menciona algunos: la muerte de su padre, el día en que tomó las riendas de su futuro, el momento en que alcanzó el éxito, y el instante en que fue madre de Christian y Gabriela Suau y abuela de Lucas, un chico de siete años que es la luz de sus ojos.
Atesora estas vivencias y suma otras, como el grato proceso de producir su disco soñado, el que ha estado grabando por etapas en España, dedicado a la obra de Violeta Parra.
Deberá completarlo antes de septiembre próximo. Será entonces cuando lo presente ante la consideración de la tierra de la poetisa, su Chile querido, país que le adora y por el que ella siente un inmenso cariño.
En Puerto Rico podremos escuchar un segmento de esta interesante propuesta en el marco de “Canto por la vida”, un concierto benéfico que presentará en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico este próximo dos de junio.
Según nos dijo, esta convocatoria tiene mucho que ver con su desempeño como colaboradora en la Asociación de Leucemia y Linfoma del Hospital Hima de Caguas, donde a diario cruza miradas con “los ojitos fatigados de niños que no saben ni entienden cómo van a vencer la enfermedad”. El corazón no le da para aliviarlos a todos. Pero su voz sí la presta para este llamado urgente por arrimar fondos que ayuden a pagar sus tratamientos.
Con la ayuda de Martín Nieves, su director musical, y las chicas de “Junte necesario¨ -a quienes descubrió en el Teatro Becket de Río Piedras- lanzará el experimento que espera sea del agrado de todos. Bueno, no faltarán sus éxitos, dijo, tampoco Bryan Carrero, un chico ponceño (8) que según describe es la encarnación misma del optimismo y la fuerza.
Fue lo que nos dijo durante la charla que sostuvimos en la cocina de su apartamento donde nos preparó un delicioso machiatto.
¿Cuál es tu recuerdo más remoto, ese que hurgas y encuentras en lo más profundo del hipotálamo?
Me encuentro en el zoológico del Bronx.
Estoy sentada debajo de un árbol o una planta grande. Miro hacia arriba e imagino qué hay detrás del muro. Estaba chiquita y en mi imaginación me convertía en una hoja.
Naciste en Nueva York, una ciudad fascinante pero dura. ¿Qué representó este contexto en tu infancia?
Fue dura mi infancia. Difícil. (Suspira) Crecí en un vecindario donde había sólo dos o tres familias latinas. El resto eran judíos, irlandeses, italianos. Ese contexto multicultural lo aspiré y considero ha sido un regalo. Pero, la vida era dura. Recuerdo los cambios de clima, horribles, intensos. Mi madre era una mujer valiente, no sabía inglés y aún así montó un salón de belleza pequeñito que nos ayudaba para vivir. Papi y mami llegaron de Rincón, él le llevaba 23 años a mi mamá.
¿A cuál etapa de vida no regresarías? ¿Por qué?
Después de todo lo que me ha costado llegar hasta aquí te puedo asegurar, que si me dicen que puedo regresar a la adolescencia diría que ni loca. Lo físico es otra cosa, pero... no. Es que en esa etapa mis padres se negaban a que fuese artista, y eso era lo único que quería ser. Me costaba entender por qué no. Si el arte era parte de mi vida, ellos me llevaban a clases de flamenco, se cantaba todo el tiempo en casa. Pero mi papá no quería, que no.
Eventualmente fuiste artista. ¿Cómo superaste esa obstinación de tu padre? ¿Cuándo nació Nydia la cantante?
Murió. (Tragó) Honestamente eso fue lo que sucedió. Él era mi mayor obstáculo, quien se oponía más. Al otro día de su muerte me sentí libre. Asumí el mando, tenía que mantener a mi familia. Fue cuando comencé a trabajar en la oficina de un dentista puertorriqueño, de apellido Rodríguez. Me ocupaba de desarrollarle las placas dentales y como el laboratorio de revelado estaba obscurito, pues ahí yo cantaba.
Un día llegó Paquito Cordero, eran amigos. Estaba acompañando a Chucho y a Lissette que iban a tener un show en Nueva York. Rodríguez le dijo, ‘mira, yo tengo aquí una nena que canta, se pasa el día cantando’. (Ríe a carcajadas). Luego me dijo, ‘cuando vayas a Puerto Rico llamas a Paquito’. Me dio su teléfono y lo llamé. Mira, y me atendió, me dio un trabajo. En dos semanas estaba cantando en el Show Coca Cola.
Fue entonces cuando Eddie Miró te presentaba como “la muñeca de los ojos brujos”, y Paquito Cordero ¿tu productor?
Nunca firmé un contrato con él, pero tuvo un papel importante en mi vida. Fue padrino de mi boda, mi papá, mi hermano, mi amigo. Él me ahorró muchos tropiezos, porque en este negocio nuestro hay bastantes cosas tenebrosas. Me protegió de todo eso.
¿Qué cosas?
Bueno, por ejemplo, cuando gané el OTI me ofrecieron un contrato en México. Viajé con Paquito, y cuando fui a conversar los detalles con este magnate -cuyo nombre me reservo pero era muy poderoso allá- me dijo, “Ven a México. Tienes que mudarte acá, no te preocupes, que te voy a cuidar muy bien”. Te juro que en mi ignorancia no supe qué era lo que pretendía realmente. Pero cuando le conté a Paquito lo conversado en México, me dijo… 'Mira, tú no necesitas hacer películas na. (Ríe). Si tú haces películas las vas a hacer a tu tiempo. Tú lo que vas a hacer es cantar'. En resumidas cuentas en el avión de regreso me explicó todo y entendí. Eso me pasó en diferentes países e instancias.
Además de cantante, eres actriz. ¿Cuál de las dos facetas te cae mejor al estómago?
La actuación fue mi primer amor. Lo que pasa es que como siempre cantaba... Estudié en la High School of Permorming Arts de NYC, donde me enseñaron de luminotecnia, maquillaje, drama, el método Stanivlaski, todo eso me sirvió para la canción. Al tener una base dramática interpretaba las letras. Y si no entendía lo que decía, entonces las técnicas me ayudaban. Para mí era importante que la gente entendiese lo que estaba cantando.
Has hecho telenovelas. Pero ¿recuerdas alguna ejecución memorable en el escenario de un teatro?
(Piensa y se ríe) Cuando tenía 16 años hice el personaje de una niña latina violada en el drama “Frontiers of Faith”. La escuela me envió al casting. Y ¿sabes por qué me escogieron? Pues el día de la prueba mi mamá me peinó bien bonita. (Ella me apoyaba si papi no se enteraba). Pero en el camino me cayó un aguacero encima. Llegué entripá, despeinada, chorreando… y por supuesto frustrada. Cuando entro estaban todas aquellas niñas preciosas. Cuando salió el director, hizo un “paneo” y me dijo… “Ven acá tú, qué te pasó”. Estaba tan deprimida que cuando leí, la frustración de pensar en tanto sacrificio, ¡para nada!, parece que esto ayudó al estado de ánimo deseado para el papel.
Si revisamos tu trayectoria, es evidente que los años 70 fueron los más brillantes de tu carrera.
¿Te parece? Todo depende de quién lo considera, si tú porque lo viste, o yo porque los viví. Los 70 fueron los años que más satisfacciones me brindaron. Pero también fueron los años más duros para mí. Me casé, gané el OTI en el 1974, y de un día para otro, se me dio el cuento de la Cenicienta.
Comencé a trabajar en España, en México, en todas partes, en Chile… Después en el 75 me casé. En el 77 tuve a Christian, tenía programa de televisión semanal, tenía presentaciones en el Caribe Hilton, grababa dos veces al año en España. Fue una etapa muy fructífera, comencé muchas cosas a la vez, pero eso en realidad lo que hizo fue ponerme más sombreritos, darme más tareas.
Lo dices como si no necesariamente era lo que buscabas…
Perdóname, pero es que en esta etapa de mi vida he entendido que nada es lo que tú crees que es. Juras que algo es de una manera, pero algo te alerta de que es de otra. ‘Ah, pero eso no es así’. Por eso hay que tener tanto cuidado al hacer un juicio, en ver algo y creer que es absolutamente como lo ves.
La canción con la que ganaste el Festival OTI, en 1974.
“Canto por cantar¨
Interprete: Nydia Caro
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http://youtu.be/8DHVSudd88U
provocó críticas. Se dijo que se había manipulado el triunfo, intencionalmente, para apaciguar la fuerza que tenían las voces de la nueva canción de protesta en la audiencia del momento. Que este tema era una reacción a la canción ¨Si se calla el cantor¨, por ejemplo.
Te explico que, en parte, caí inocentemente en esto. Acuérdate de que yo no era la cantante que iba a participar. Era Danny Rivera. A él parece que le surgió otro contrato, entonces Paquito me eligió. ‘Vas tú’, dijo. ‘¿Pero cómo que voy yo, y con cuál canción?’ Estaba a punto de grabar un disco y me sacaron una del repertorio y fue “Canto por cantar”.
Quiere decir que la intencionalidad se descarta. Pero a estas alturas ¿cómo ves aquella situación?
Nunca entendí por qué esa canción provocó tanto revuelo. Me decía, pero que escuchen la letra. O sea ¨Estoy vacía, no siento nada, no tengo ganas de cantar y estoy cantando… Me da pereza abrir la boca para decir lo que dijeron tantos¨. Me entiendes. La canción es un lamento, una crítica a la inacción. A los que hablan, a los que se sientan a criticar todo y hacen absolutamente nada por arreglar algo.
Mira la política mundial, por no decir la de nuestro país. Mucho hablar y cero acción. De hecho, grabé después una canción que se titula “Así qué fácil es”. Decía, te sientas en un café, a ver el mundo, a criticar al mundo, así qué fácil es. Ese es el pensamiento también tras “Canto por cantar”. Es igual.
Mira. Ahí abajo (señala a la calle) se forma una línea de taxistas, y todas las mañanas los escucho. Se bajan a discutir de política, ese es su ¨pan nuestro de cada día¨. Pero ¿cuántos de ellos realmente toman acción sobre alguna situación personal, de su familia, de su comunidad? Te pase o no te pase nada, sé un agente de cambio por el futuro y el bienestar de tu pueblo, entiendes.
Hablando de acciones, las de algunos artistas, ¿cómo llevas eso de que figuras mediáticas estén exponiendo su vida en la pantalla. ¿Cómo haces para mantenerte privada?
Las piedras en el zapato me las saco en mi casa. No tengo que utilizar a la gente como canastos emocionales. Mi propósito como artista y como cantante es dar placer, brindar buenos momentos, no ventilar o hacerlos partícipes de mis dolores o miserias.
He sido bastante privada. No sé si haber sido tan guardada con las cosas que me han sucedido me haya convenido, pero cuando tengo momentos difíciles voy a la oficina de esta amiga sicóloga. He tenido momentos duros que he tenido que superar.
¿Cómo reaccionas a todos estos shows de realidad? A estas figuras de la televisión de vida tan expuesta?
Estamos en momentos de demencia colectiva. Los shows de realidad me espantan. Hay gente que es famosa por que tiene dinero, o porque le han pasado cosas terribles, y se exponen por un momento de fama. Ciertamente me parece un sin sentido. Mira, eso es un terreno que no voy a abonar. Soy una mujer que paso por vicisitudes como cualquier persona… pero no.
Bueno, las vicisitudes parece que te sientan muy bien. Eres una mujer que llama la atención porque el tiempo pasa y no te toca. Dime cuál es la fórmula, el ingrediente, la pomada, el cosmético… Dicen que vives evadiendo el sol.
(Ríe) No sé qué te puedo decir. Camino todas las mañanas. Me siento a meditar tempranito. No es que el sol sea mi enemigo, es buena fuente de vitamina D, pero no me expongo tanto. Tampoco ando tomando baños de luna. No como carne roja. Lo frito me hace daño. Como pescado, eso sí. No entro en dinámicas extremas. No es que no me coma el helado, porque me encanta. Cada 10 días me doy el gusto de un yogurt. Si como pan hoy, no lo como mañana, hago un balance.
En términos de lo estético me someto a muchos tratamientos que no son invasivos. Voy hace muchos años a un lugar que se llama San Francisco Institute. Y el doctor José Raúl Montes, me trata con unos electrodos, son bastante nuevas estas maquinitas. A eso sí estoy dispuesta a someterme.
Y el estrés… ¿cómo lo manejas?
Con la respiración. El estrés es el ego. Hay que aprender a manejar el ego, dentro de tu trabajo, de tus relaciones amorosas, tu todo. A los adolescentes se les hace difícil manejar esto. Para ellos no es fácil decir no a las tentaciones. Eso hay que aprenderlo, no hay una crema antiego.
Hablando de adolescentes, ¿qué dirías a una chica que hoy llora por amor?
Hay una canción que dice, ‘Go to him now, but be prepare to bleed’. Ve con él ahora pero prepárate para sangrar. Lo que muchas piensan que es amor, no lo es realmente. Igual te digo que eso se aprende más tarde en el camino. Hay que vivir las experiencias para entender el amor. Ojalá no sean demasiadas, porque el corazón se queda fatigado, herido. Se va el llanto y quedan las cicatrices.
También hay que tener cuidado con no equivocarse pensando que una persona es la razón de tu vida, porque no es así. Nadie puede ser eso para nadie. Le diría que lo más importante es que busque su felicidad y la proyecte. Así llega el amor. No conozco a nadie que diga, ‘Mira a esa neurótica, quiero conocerla y pasar el resto de mi vida con ella’. ¡Claro que no!.
¿Qué opinión te merece la manifestación de Barack Obama en torno al matrimonio entre personas del mismo sexo?
No veo el homosexualismo como un issue. He vivido entre gente gay toda la vida, son maravillosos, creativos, por lo que no puedo ver eso como una manifestación antinatural. Pienso que todos los seres humanos tienen derecho al amor. Conozco parejas gay que han estado juntos más de 20 años. Son relaciones mucho más estables, diría, que otras entre hombre y mujer. Y no tener derecho a lo que forjaron juntos cuando uno de ellos se va, de disfrutar de lo que hicieron por tantos años, creo que es injusto.
Si el matrimonio protege contra ese tipo de situación, por qué ellos no pueden tener derecho igual. Lo otro es el matrimonio espiritual: nadie puede decir a nadie cómo sellar una unión. No hago juicio contra ese tipo de situaciones.
Creo que tenemos que verlos con compasión, a ellos y a la humanidad. Tenemos que ser más humanistas, más tolerantes. Punto.
A vuelo de pájaro menciona algunos: la muerte de su padre, el día en que tomó las riendas de su futuro, el momento en que alcanzó el éxito, y el instante en que fue madre de Christian y Gabriela Suau y abuela de Lucas, un chico de siete años que es la luz de sus ojos.
Atesora estas vivencias y suma otras, como el grato proceso de producir su disco soñado, el que ha estado grabando por etapas en España, dedicado a la obra de Violeta Parra.
Deberá completarlo antes de septiembre próximo. Será entonces cuando lo presente ante la consideración de la tierra de la poetisa, su Chile querido, país que le adora y por el que ella siente un inmenso cariño.
En Puerto Rico podremos escuchar un segmento de esta interesante propuesta en el marco de “Canto por la vida”, un concierto benéfico que presentará en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico este próximo dos de junio.
Según nos dijo, esta convocatoria tiene mucho que ver con su desempeño como colaboradora en la Asociación de Leucemia y Linfoma del Hospital Hima de Caguas, donde a diario cruza miradas con “los ojitos fatigados de niños que no saben ni entienden cómo van a vencer la enfermedad”. El corazón no le da para aliviarlos a todos. Pero su voz sí la presta para este llamado urgente por arrimar fondos que ayuden a pagar sus tratamientos.
Con la ayuda de Martín Nieves, su director musical, y las chicas de “Junte necesario¨ -a quienes descubrió en el Teatro Becket de Río Piedras- lanzará el experimento que espera sea del agrado de todos. Bueno, no faltarán sus éxitos, dijo, tampoco Bryan Carrero, un chico ponceño (8) que según describe es la encarnación misma del optimismo y la fuerza.
Fue lo que nos dijo durante la charla que sostuvimos en la cocina de su apartamento donde nos preparó un delicioso machiatto.
¿Cuál es tu recuerdo más remoto, ese que hurgas y encuentras en lo más profundo del hipotálamo?
Me encuentro en el zoológico del Bronx.
Estoy sentada debajo de un árbol o una planta grande. Miro hacia arriba e imagino qué hay detrás del muro. Estaba chiquita y en mi imaginación me convertía en una hoja.
Naciste en Nueva York, una ciudad fascinante pero dura. ¿Qué representó este contexto en tu infancia?
Fue dura mi infancia. Difícil. (Suspira) Crecí en un vecindario donde había sólo dos o tres familias latinas. El resto eran judíos, irlandeses, italianos. Ese contexto multicultural lo aspiré y considero ha sido un regalo. Pero, la vida era dura. Recuerdo los cambios de clima, horribles, intensos. Mi madre era una mujer valiente, no sabía inglés y aún así montó un salón de belleza pequeñito que nos ayudaba para vivir. Papi y mami llegaron de Rincón, él le llevaba 23 años a mi mamá.
¿A cuál etapa de vida no regresarías? ¿Por qué?
Después de todo lo que me ha costado llegar hasta aquí te puedo asegurar, que si me dicen que puedo regresar a la adolescencia diría que ni loca. Lo físico es otra cosa, pero... no. Es que en esa etapa mis padres se negaban a que fuese artista, y eso era lo único que quería ser. Me costaba entender por qué no. Si el arte era parte de mi vida, ellos me llevaban a clases de flamenco, se cantaba todo el tiempo en casa. Pero mi papá no quería, que no.
Eventualmente fuiste artista. ¿Cómo superaste esa obstinación de tu padre? ¿Cuándo nació Nydia la cantante?
Murió. (Tragó) Honestamente eso fue lo que sucedió. Él era mi mayor obstáculo, quien se oponía más. Al otro día de su muerte me sentí libre. Asumí el mando, tenía que mantener a mi familia. Fue cuando comencé a trabajar en la oficina de un dentista puertorriqueño, de apellido Rodríguez. Me ocupaba de desarrollarle las placas dentales y como el laboratorio de revelado estaba obscurito, pues ahí yo cantaba.
Un día llegó Paquito Cordero, eran amigos. Estaba acompañando a Chucho y a Lissette que iban a tener un show en Nueva York. Rodríguez le dijo, ‘mira, yo tengo aquí una nena que canta, se pasa el día cantando’. (Ríe a carcajadas). Luego me dijo, ‘cuando vayas a Puerto Rico llamas a Paquito’. Me dio su teléfono y lo llamé. Mira, y me atendió, me dio un trabajo. En dos semanas estaba cantando en el Show Coca Cola.
Fue entonces cuando Eddie Miró te presentaba como “la muñeca de los ojos brujos”, y Paquito Cordero ¿tu productor?
Nunca firmé un contrato con él, pero tuvo un papel importante en mi vida. Fue padrino de mi boda, mi papá, mi hermano, mi amigo. Él me ahorró muchos tropiezos, porque en este negocio nuestro hay bastantes cosas tenebrosas. Me protegió de todo eso.
¿Qué cosas?
Bueno, por ejemplo, cuando gané el OTI me ofrecieron un contrato en México. Viajé con Paquito, y cuando fui a conversar los detalles con este magnate -cuyo nombre me reservo pero era muy poderoso allá- me dijo, “Ven a México. Tienes que mudarte acá, no te preocupes, que te voy a cuidar muy bien”. Te juro que en mi ignorancia no supe qué era lo que pretendía realmente. Pero cuando le conté a Paquito lo conversado en México, me dijo… 'Mira, tú no necesitas hacer películas na. (Ríe). Si tú haces películas las vas a hacer a tu tiempo. Tú lo que vas a hacer es cantar'. En resumidas cuentas en el avión de regreso me explicó todo y entendí. Eso me pasó en diferentes países e instancias.
Además de cantante, eres actriz. ¿Cuál de las dos facetas te cae mejor al estómago?
La actuación fue mi primer amor. Lo que pasa es que como siempre cantaba... Estudié en la High School of Permorming Arts de NYC, donde me enseñaron de luminotecnia, maquillaje, drama, el método Stanivlaski, todo eso me sirvió para la canción. Al tener una base dramática interpretaba las letras. Y si no entendía lo que decía, entonces las técnicas me ayudaban. Para mí era importante que la gente entendiese lo que estaba cantando.
Has hecho telenovelas. Pero ¿recuerdas alguna ejecución memorable en el escenario de un teatro?
(Piensa y se ríe) Cuando tenía 16 años hice el personaje de una niña latina violada en el drama “Frontiers of Faith”. La escuela me envió al casting. Y ¿sabes por qué me escogieron? Pues el día de la prueba mi mamá me peinó bien bonita. (Ella me apoyaba si papi no se enteraba). Pero en el camino me cayó un aguacero encima. Llegué entripá, despeinada, chorreando… y por supuesto frustrada. Cuando entro estaban todas aquellas niñas preciosas. Cuando salió el director, hizo un “paneo” y me dijo… “Ven acá tú, qué te pasó”. Estaba tan deprimida que cuando leí, la frustración de pensar en tanto sacrificio, ¡para nada!, parece que esto ayudó al estado de ánimo deseado para el papel.
Si revisamos tu trayectoria, es evidente que los años 70 fueron los más brillantes de tu carrera.
¿Te parece? Todo depende de quién lo considera, si tú porque lo viste, o yo porque los viví. Los 70 fueron los años que más satisfacciones me brindaron. Pero también fueron los años más duros para mí. Me casé, gané el OTI en el 1974, y de un día para otro, se me dio el cuento de la Cenicienta.
Comencé a trabajar en España, en México, en todas partes, en Chile… Después en el 75 me casé. En el 77 tuve a Christian, tenía programa de televisión semanal, tenía presentaciones en el Caribe Hilton, grababa dos veces al año en España. Fue una etapa muy fructífera, comencé muchas cosas a la vez, pero eso en realidad lo que hizo fue ponerme más sombreritos, darme más tareas.
Lo dices como si no necesariamente era lo que buscabas…
Perdóname, pero es que en esta etapa de mi vida he entendido que nada es lo que tú crees que es. Juras que algo es de una manera, pero algo te alerta de que es de otra. ‘Ah, pero eso no es así’. Por eso hay que tener tanto cuidado al hacer un juicio, en ver algo y creer que es absolutamente como lo ves.
La canción con la que ganaste el Festival OTI, en 1974.
“Canto por cantar¨
Interprete: Nydia Caro
Ver Video
http://youtu.be/8DHVSudd88U
provocó críticas. Se dijo que se había manipulado el triunfo, intencionalmente, para apaciguar la fuerza que tenían las voces de la nueva canción de protesta en la audiencia del momento. Que este tema era una reacción a la canción ¨Si se calla el cantor¨, por ejemplo.
Te explico que, en parte, caí inocentemente en esto. Acuérdate de que yo no era la cantante que iba a participar. Era Danny Rivera. A él parece que le surgió otro contrato, entonces Paquito me eligió. ‘Vas tú’, dijo. ‘¿Pero cómo que voy yo, y con cuál canción?’ Estaba a punto de grabar un disco y me sacaron una del repertorio y fue “Canto por cantar”.
Quiere decir que la intencionalidad se descarta. Pero a estas alturas ¿cómo ves aquella situación?
Nunca entendí por qué esa canción provocó tanto revuelo. Me decía, pero que escuchen la letra. O sea ¨Estoy vacía, no siento nada, no tengo ganas de cantar y estoy cantando… Me da pereza abrir la boca para decir lo que dijeron tantos¨. Me entiendes. La canción es un lamento, una crítica a la inacción. A los que hablan, a los que se sientan a criticar todo y hacen absolutamente nada por arreglar algo.
Mira la política mundial, por no decir la de nuestro país. Mucho hablar y cero acción. De hecho, grabé después una canción que se titula “Así qué fácil es”. Decía, te sientas en un café, a ver el mundo, a criticar al mundo, así qué fácil es. Ese es el pensamiento también tras “Canto por cantar”. Es igual.
Mira. Ahí abajo (señala a la calle) se forma una línea de taxistas, y todas las mañanas los escucho. Se bajan a discutir de política, ese es su ¨pan nuestro de cada día¨. Pero ¿cuántos de ellos realmente toman acción sobre alguna situación personal, de su familia, de su comunidad? Te pase o no te pase nada, sé un agente de cambio por el futuro y el bienestar de tu pueblo, entiendes.
Hablando de acciones, las de algunos artistas, ¿cómo llevas eso de que figuras mediáticas estén exponiendo su vida en la pantalla. ¿Cómo haces para mantenerte privada?
Las piedras en el zapato me las saco en mi casa. No tengo que utilizar a la gente como canastos emocionales. Mi propósito como artista y como cantante es dar placer, brindar buenos momentos, no ventilar o hacerlos partícipes de mis dolores o miserias.
He sido bastante privada. No sé si haber sido tan guardada con las cosas que me han sucedido me haya convenido, pero cuando tengo momentos difíciles voy a la oficina de esta amiga sicóloga. He tenido momentos duros que he tenido que superar.
Estamos en momentos de demencia colectiva. Los shows de realidad me espantan. Hay gente que es famosa por que tiene dinero, o porque le han pasado cosas terribles, y se exponen por un momento de fama. Ciertamente me parece un sin sentido. Mira, eso es un terreno que no voy a abonar. Soy una mujer que paso por vicisitudes como cualquier persona… pero no.
Bueno, las vicisitudes parece que te sientan muy bien. Eres una mujer que llama la atención porque el tiempo pasa y no te toca. Dime cuál es la fórmula, el ingrediente, la pomada, el cosmético… Dicen que vives evadiendo el sol.
(Ríe) No sé qué te puedo decir. Camino todas las mañanas. Me siento a meditar tempranito. No es que el sol sea mi enemigo, es buena fuente de vitamina D, pero no me expongo tanto. Tampoco ando tomando baños de luna. No como carne roja. Lo frito me hace daño. Como pescado, eso sí. No entro en dinámicas extremas. No es que no me coma el helado, porque me encanta. Cada 10 días me doy el gusto de un yogurt. Si como pan hoy, no lo como mañana, hago un balance.
En términos de lo estético me someto a muchos tratamientos que no son invasivos. Voy hace muchos años a un lugar que se llama San Francisco Institute. Y el doctor José Raúl Montes, me trata con unos electrodos, son bastante nuevas estas maquinitas. A eso sí estoy dispuesta a someterme.
Y el estrés… ¿cómo lo manejas?
Con la respiración. El estrés es el ego. Hay que aprender a manejar el ego, dentro de tu trabajo, de tus relaciones amorosas, tu todo. A los adolescentes se les hace difícil manejar esto. Para ellos no es fácil decir no a las tentaciones. Eso hay que aprenderlo, no hay una crema antiego.
Hablando de adolescentes, ¿qué dirías a una chica que hoy llora por amor?
Hay una canción que dice, ‘Go to him now, but be prepare to bleed’. Ve con él ahora pero prepárate para sangrar. Lo que muchas piensan que es amor, no lo es realmente. Igual te digo que eso se aprende más tarde en el camino. Hay que vivir las experiencias para entender el amor. Ojalá no sean demasiadas, porque el corazón se queda fatigado, herido. Se va el llanto y quedan las cicatrices.
También hay que tener cuidado con no equivocarse pensando que una persona es la razón de tu vida, porque no es así. Nadie puede ser eso para nadie. Le diría que lo más importante es que busque su felicidad y la proyecte. Así llega el amor. No conozco a nadie que diga, ‘Mira a esa neurótica, quiero conocerla y pasar el resto de mi vida con ella’. ¡Claro que no!.
¿Qué opinión te merece la manifestación de Barack Obama en torno al matrimonio entre personas del mismo sexo?
No veo el homosexualismo como un issue. He vivido entre gente gay toda la vida, son maravillosos, creativos, por lo que no puedo ver eso como una manifestación antinatural. Pienso que todos los seres humanos tienen derecho al amor. Conozco parejas gay que han estado juntos más de 20 años. Son relaciones mucho más estables, diría, que otras entre hombre y mujer. Y no tener derecho a lo que forjaron juntos cuando uno de ellos se va, de disfrutar de lo que hicieron por tantos años, creo que es injusto.
Si el matrimonio protege contra ese tipo de situación, por qué ellos no pueden tener derecho igual. Lo otro es el matrimonio espiritual: nadie puede decir a nadie cómo sellar una unión. No hago juicio contra ese tipo de situaciones.
Creo que tenemos que verlos con compasión, a ellos y a la humanidad. Tenemos que ser más humanistas, más tolerantes. Punto.