Trump se sale con la suya y la UE pagará aranceles del 15% por exportar bienes a EE.UU.
Después de casi cuatro meses de negociaciones, la fumata blanca ha llegado finalmente en territorio neutral. Ni en Estados Unidos, ni en la Unión Europea, sino en Escocia. Ha sido en la localidad de Turnberry, en una de las propiedades de golf de Donald Trump, donde el presidente estadounidense y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han cerrado un principio de acuerdo para poner fin al primer capítulo de la guerra arancelaria desatada por el magnate, que ha tensado de gran manera las relaciones entre ambas potencias y la confianza de Europa en el socio americano.
Como se había anticipado esta semana, Trump se sale con la suya y Europa ha acatado como mal menor un 15% de aranceles sobre sus exportaciones. En toco caso, salva los muebles porque en ese 15% se incluyen los vehículos, sobre los que pesaban una amenaza mayor.. Además, según dijo Trump, Bruselas se ha comprometido a invertir 600.000 millones en EE.UU. y a comprar 150.000 millones en energía estadounidense.
“Este es mayor que cualquier otro acuerdo. Tenemos muchos grandes países”, ha asegurado Trump ante la prensa tras saludar a Von der Leyen. Ambos líderes han destacado la importancia del comercio entre ambas potencias, con la presidenta comunitaria reconociendo, para no irritar a su interlocutor, que se debe equilibrar el déficit comercial en bienes de EE.UU.. “Si lo logramos, sería el mayor pacto comercial que ninguno de los dos habría alcanzado”, ha coincidido la popular alemana.
“Este es mayor que cualquier otro acuerdo”, asegura Trump ante la líder comunitaria
El acuerdo europeo va en la misma línea quue el pacto alcanzado esta misma semana entre Estados Unidos y Japón, parec Trump también ha dicho hoy que no aceptaría nada por debajo del 15%. “Hemos tenido una muy buena relación a lo largo de los años, pero ha sido una transacción muy unilateral, muy injusta para Estados Unidos”, ha defendido Trump frente a los representantes comunitarios.
La presidenta de la Comisión Europea no ha acudido sola a la reunión, sino junto a cuatro personas. Primero, el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, quien ha encabezado durante todo este tiempo las negociaciones. Luego, otras tres caras menos conocidas para el público, pero con mucho que decir en este aspecto: el poderoso jefe de gabinete de Von der Leyen, Björn Seibert; la directora general del departamento de Comercio, la también alemana Sabine Weynand; y Tomas Baer, consejero para este asunto de la líder comunitaria. Del lado de Trump se encontraban el secretario de Comercio, Howard Lutnick, y el representante comercial Jamieson Greer.
Si finalmente se trata de un 15% de aranceles, el acuerdo sería bastante peor que el que deseaba la Unión Europea. Bruselas había comenzado ofreciendo a Estados Unidos aranceles cero por cero para los bienes industriales, sin ningún éxito. Después, y tras la preocupación de las industrias y de muchos países altamente afectados como es el caso de Alemania, pujó para contentarse con un acuerdo similar al del Reino Unido, con una tarifa base arancelaria del 10%.
Este pacto ya era considerado malo para muchos países europeos, pero Trump a principios de julio decidió subir las apuestas y amenazar con un 30% de aranceles a partir el 1 de agosto, lo que para la Comisión hubiese interrumpido de facto el comercio entre ambos lados del Atlántico. Trump, obsesionado con los coches europeos, ha insistido en esta idea antes del encuentro. “No vendemos coches a Europa, no vendemos productos agrícolas. No digo nada que no se sepa, queremos vender coches y Europa no lo permite”, ha apuntado Trump, que ha dejado fuera del pacto a los productos farmacéuticos. “Queremos que se fabriquen en EE.UU.” , ha afirmado.
Los principales negociadores, Sefcovic, por un lado, y Lutnick junto a Greer, por otro, intensificaron entonces los contactos. Lo que trascendió esta semana, según fuentes diplomáticas contaron a este diario, es este arancel base del 15% que incluiría el gravamen por defecto medio entre la UE y EE.UU. -que es del 4,8%-, no como hasta ahora, cuando Washington aplicaba el 10% temporal de los aranceles sumado a este 4,8%. Es decir, que Europa consolidaría el castigo estadounidense de los últimos 90 días que en un principio iba a ser provisional.
Sin embargo, no está dicho que los Veintisiete estén de acuerdo con este acuerdo comercial. Pronto deberán opinar en una reunión a nivel de embajadores. Aunque todos han mostrado su máxima confianza en las gestiones de la Comisión Europea en este asunto, estas últimas semanas el hartazgo crecía en las capitales por las malas condiciones que impone Estados Unidos. Si en un principio reinaba el temor por la guerra arancelaria, estos últimos días cada vez eran más los países que pedían enseñar los dientes e ir más allá de las contramedidas acordadas pidiendo estrenar el poderoso instrumento anticoerción, que no solo atacaría los bienes, sino también los servicios estadounidenses.
Europa se había armado para ante la posibilidad de que no surgiese un acuerdo. Los Veintisiete han ratificado esta semana el paquete de la Comisión Europea de 93.000 millones de euros para responder a la guerra comercial de Trump en el caso de que no se alcance un acuerdo definitivo, unos aranceles sobre las exportaciones estadounidenses que estarían listas para entrar en vigor de forma escalonada entre el 7 de septiembre y el 7 de febrero, para prepararse para cobrar estos aranceles y dar tiempo a la industria europea a adaptar sus cadenas de suministro. Tras el entendimiento entre Von der Leyen y Trump en Escocia, esto puede quedar aparcado en un cajón. Pero con la imprevisibilidad del presidente de EE.UU., nunca se sabe. “Pasarán años hasta que volvamos a hablar de esto”, ha prometido el magnate.
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