Arnold Schwarzenegger durante su toma de posesión
Arnold Schwarzenegger durante su juramentado como el 38º gobernador de California.
Cuando Schwarzenegger fue 'Gobernador'
Aquí hay que volver un momento a California para destacar a 'Gobernator', nada menos que Arnold Schwarzenegger, que cambió para siempre el sistema para dibujar las circunscripciones en su estado y abrió la puerta a las reformas en el resto del país. El actor se presentó como un 'verso suelto' dentro del Partido Republicano, y conquistó un estado tradicionalmente demócrata como California. Y una de sus prioridades fue cambiar el sistema con el que se crean las circunscripciones: en vez de que sean los propios diputados los que se las dibujen a su gusto, sería un panel de expertos que se aseguraría de que el terreno de juego sea justo: que los barrios voten juntos, que los pueblos voten a un diputado común en vez de que cada bloque esté en una circunscripción diferente, y que ambos partidos tengan opciones reales de competir en todas las circunscripciones posibles.
El éxito de Schwarzenegger ha hecho que muchos otros estados sigan el mismo camino: en la última década, estados como Iowa, Misuri, Virginia, Wisconsin o Nueva York han aprobado comisiones, leyes o reformas constitucionales para prohibir los mapas tramposos que le den la mayoría absoluta automáticamente a un partido y hagan imposible que el otro pueda siquiera competir. Todavía hay un largo camino, pero tuvo que ser un actor austríaco el que pusiera la primera piedra.
Si los demócratas controlaban tan claramente el Congreso, ¿cómo no aprovecharon ese poder para aprobar todo su programa electoral a lo largo de esos 60 años?
La realidad es que, aunque los demócratas tuvieran el control, esas mayorías eran más frágiles de lo que parecían. Por un lado, porque el Partido Demócrata era una tensa coalición entre diputados racistas y más conservadores del sur, y diputados más liberales del norte y el oeste, las zonas que estaban en contra de la esclavitud y donde el 'apartheid' sureño no atraía votos.
En la práctica, el centenar de diputados demócratas sureños no tenía problemas para apoyar propuestas republicanas con un tono más conservador. A eso se sumaba que el Congreso es solo una de las tres patas del sistema estadounidense: sin el Senado y el presidente no se podía aprobar nada. Así que cuando los republicanos controlaban alguna de las otras dos patas, había que sentarse a negociar acuerdos que satisficieran a todos. Y cuando los demócratas controlaban todos los resortes, tenían que negociar entre ellos: Jimmy Carter frenó la idea de una garantía pública de empleo para todos los estadounidenses, por ejemplo.
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