Horas después, Kennedy se sumó a Trump en el escenario de un mitin en Arizona, donde la multitud exclamaba “¡Bobby!”.
Kennedy dijo que sus encuestas internas habían mostrado que su presencia en la contienda afectaría a Trump y ayudaría a la candidata demócrata Kamala Harris, aunque las últimas encuestas públicas no muestran un indicio claro de que esté teniendo un impacto muy grande en el apoyo a cualquiera de los candidatos de los principales partidos.
Kennedy mencionó la libertad de expresión, la guerra en Ucrania y “una guerra contra nuestros niños” como las razones por las que intentará retirar su nombre de la boleta en estados reñidos.
“Estas son las principales causas que me persuadieron para abandonar el Partido Demócrata y postularme como independiente, y ahora brindo mi apoyo al presidente Trump”, señaló Kennedy durante su mitin en Phoenix.
Sin embargo, dejó claro que no estaba finalizando formalmente su candidatura, y señaló que sus simpatizantes podrían continuar apoyándolo en la mayoría de los estados en los que es poco probable que cambien el resultado. Kennedy tomó las medidas necesarias para retirar su candidatura en por lo menos dos estados esta semana: Arizona y Pensilvania, pero en los estados indecisos de Michigan, Nevada y Wisconsin, los funcionarios electorales dijeron que era demasiado tarde para que retirara su nombre de la boleta aunque quisiera hacerlo.
Kennedy señaló que sus acciones se produjeron luego de sostener conversaciones con Trump en las últimas semanas. Comentó que su alianza era un “partido de unidad”, un acuerdo que “nos permitirá discrepar en público y en privado y con seriedad”. Kennedy dejó entrever que Trump le ofrecería un puesto en su gobierno si regresa a la Casa Blanca, pero ni él ni Trump dieron detalles.
La compañera de fórmula de Kennedy, Nicole Shanahan, barajó esta semana la idea de que Kennedy pudiera unirse a la administración de Trump en el cargo de secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
El anuncio puso fin a días de especulaciones y se hizo con mucha confusión y contradicciones por parte del equipo de campaña y de los aliados de Kennedy, lo cual no causa sorpresa después de una campaña quijotesca.
Poco antes de su discurso en Phoenix, su equipo de campaña había asegurado en un oficio judicial en Pensilvania que respaldaría la campaña presidencial de Trump. Sin embargo, un vocero de Kennedy dijo que el oficio se había emitido por error y el abogado que lo escribió dijo que lo corregiría. Kennedy subió al escenario instantes después, expresó sus quejas contra el Partido Demócrata, los medios de comunicación y las instituciones políticas, y alabó a Trump. Habló durante casi 20 minutos antes de decir explícitamente que apoyaba a Trump.
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