Las insurgencias acontecidas en los recintos castrenses conocidos como el 16 de Agosto y el 27 de Febrero, contra el régimen liderado por Donald Reid Cabral, constituyeron un preludio al desencadenamiento de la guerra civil el 24 de abril, fecha que conmemora hoy su quincuagésimo noveno aniversario. Este levantamiento popular surgió con el propósito de restaurar la incipiente democracia truncada tras el derrocamiento del gobierno del profesor Juan Bosch en 1963.
Este episodio histórico quedará perpetuamente ligado a los ideales de democracia, libertad y justicia, valores consagrados en la Constitución Política que respaldó el primer gobierno legítimamente elegido después de 32 años de dictadura, truncado tan solo siete meses después de su instauración.
A pesar de las inciertas alegaciones de una supuesta infiltración comunista en el movimiento constitucionalista, el presidente de los Estados Unidos, Lyndon B. Johnson, ordenó el despliegue de 42 mil marines a Santo Domingo tres días después, convirtiendo así el conflicto cívico-militar en una Guerra Patria.
Bajo el liderazgo de Francisco Alberto Caamaño y otros jóvenes oficiales, cientos de civiles y militares lucharon desde la trinchera del honor contra la poderosa 42ava Compañía del Ejército de Estados Unidos, hasta el día en que se firmó el acuerdo que puso fin a un conflicto que dejó miles de muertos y heridos.
No podemos pasar por alto que la Guerra de Abril fue el resultado de un abominable golpe de Estado contra la democracia y de los intentos de los golpistas de subyugar a la población mediante la violación de las libertades públicas.
Durante los 59 años transcurridos desde entonces, en el proceso de rehabilitación y consolidación del espacio democrático, se ha derramado abundante sangre, sudor y lágrimas. Por tanto, podemos afirmar que ha sido enorme el sacrificio de varias generaciones para que hoy los dominicanos puedan vivir bajo el amparo de un frondoso árbol de libertad.
Aunque aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar el deseado estadio de una democracia auténtica, justa y equitativa, el hecho de que esta venerable efeméride coincida hoy con la celebración de un debate público entre aspirantes a la presidencia de la República, incluido el actual mandatario, indica que el sacrificio de abril no fue en vano.
La mayor lección histórica que podemos extraer de la contienda de abril es el contundente mensaje de que las presentes y futuras generaciones nunca permitirán que políticos o intereses económicos aviesos intenten socavar o debilitar el edificio democrático e institucional de la República. ¡Gloria a los héroes de abril!
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