Arrastrando las encuestas en los estados clave de swing, el presidente Trump necesita los votos electorales de Florida. Para ayudar, está cortejando a los votantes latinos del estado, particularmente cubano-estadounidenses y votantes de países con regímenes de izquierda como Venezuela y Nicaragua.
En un anuncio digital en español de 30 segundos, el Sr. Trump intenta vincular a su oponente, el candidato demócrata Joe Biden, a una galería de hombres fuertes de izquierda en América Latina. El adedero dice, sin pruebas, que el Sr. Biden "es el candidato del Castrochavismo", un término acuñado para describir la mezcla del comunismo totalitario de Cuba y el socialismo cleptocrocrático venezolano.
La campaña Biden calificó el anuncio como un intento de manipular a los votantes. "Trump está jugando con los dolores, el sufrimiento y los temores de estas comunidades", dice Felice Gorordo, un cubano-estadounidense que se sienta en el comité nacional de finanzas de la campaña Biden.La administración Trump ha implementado políticas favorecidas por muchos de esos votantes, imponiendo sanciones cada vez más duras contra Cuba y Venezuela. La administración revirtió la política de compromiso de Obama con Cuba. Promulgó sanciones económicas amplias y paralizantes contra Venezuela, pidió abiertamente un cambio de régimen en Caracas e incluso insinuó la acción militar estadounidense.
Los críticos caracterizan la política del gobierno como centrada en la campaña de reelección del Sr. Trump.
"En los últimos dos años, ha quedado absolutamente claro que la única estrella guía de nuestra política en América Latina es la reelección, ningún principio, ningún objetivo, sino la reelección del presidente", dice Fernando Cutz, quien dirigió los asuntos latinoamericanos para el asesor de seguridad nacional General H.R. McMaster bajo el sr. Trump, y renunció en 2018 poco después de que el Sr. McMaster fuera despedido.
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