En Michigan, Estados Unidos, un hombre identificado como Kevin Harrington pagó 17 años de cárcel por un crimen que no cometió. Hace pocos días la suerte estuvo a su favor y un juez decidió exonerarlo de la cadena perpetua a la que estaba condenado, luego que los fiscales que adelantaban el caso comprobaron que un testigo clave fue coaccionado para implicarlo a él y a un segundo hombre.
Sin embargo, aunque tal vez el deseo del hombre era gozar de su libertad después de tantos años de encierro injustamente, no lo podrá hacer debido a la emergencia por el coronavirus que ya deja en Estados Unidos 55,425 fallecidos y 987,916 contagiados. Kevin Harrington decidió encerrarse en un hotel para pasar una cuarentena de 14 días.
Además, aunque a la salida del Centro Correccional Macomb de Michigan lo esperaba un grupo de amigos y familiares, este no pudo correr a abrazarlos, pues del centro de reclusión que salió hay un brote de coronavirus y primero se deberá descartar que no tenga el brote.
"Es todo lo que tuve en los 17 años, seis meses, dos días y 35 minutos que pasé encarcelado injustamente. Me gusta llamarlo secuestro. Porque el secuestro es llevar a alguien a un lugar contra su voluntad. Solo pido que si hubo un acto criminal durante el juicio, haya responsabilidades", dijo Harrington a NBC News por teléfono desde su habitación de hotel.
El asesinato por el que fue condenado injustamente
En septiembre de 2002 el cuerpo de un hombre fue encontrado en un campo cerca de su edificio en la ciudad de Inkster. En medio de la investigación, un detective de la policía interrogó a una mujer que estuvo por el lugar y quien dijo que ella no había visto nada.Cuando inició el interrogatorio, el mismo policía volvió a aparecer y le dijo a la mujer en tono amenazante: "No queremos dejarte aquí y que alguien se lleve a tus hijos, ¿de acuerdo?". Por lo tanto, fue allí cuando la testigo le dijo a los investigadores haber visto a Kevin Harrington y a un segundo hombre, George Clark, asaltar a la víctima, arrastrarlo a un campo y luego escuchar unos disparos.
Luego, en medio del juicio por ese asesinato la mujer negó haber presenciado el disparo o haberlo escuchado, pero admitió que había implicado a Harrington y Clark en una audiencia previa. Relato de la testigo que no fue tenido en cuenta por los jurados, quienes declararon como culpables del asesinato a ambos hombres.
Por lo tanto, Harrington fue sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional en febrero de 2006. Sin embargo, mientras el hombre se encontraba tras las rejas, la Unidad de Integridad de Convicción de la Oficina del Fiscal del Condado de Wayne abrió una investigación sobre el caso y descubrió un "patrón de comportamiento del detective que lideró el caso que implicaba amenazar y coaccionar a varios testigos".
De tal modo, la unidad concluyó que Harrington y Clark no recibieron juicios justos como resultado de la conducta del detective.
Finalmente, al igual que Harrington, Clark fue liberado de la correccional de Lakeland el 9 de abril, pero su madre no tuvo la oportunidad de verlo libre, pues murió en 2004. Ambos exreclusos planean demandar al estado estadounidense por 50,000 dólares por cada año que estuvieron en bajo la Ley de Compensación de Encarcelamiento Injusta del estado.
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