Ayudantes mayores que luchan entre sí por el césped, y asesores que protegen su propia posición. Un presidente atormentado por la indecisión y rápidamente culpa a otros que ven los eventos a través de la lente de cómo los cubren los medios de comunicación. Una desconfianza generalizada hacia los profesionales del gobierno de carrera y el desprecio por sus recomendaciones. Y un yerno poderoso que ayuda al miedo a cruzar, pero que es una de las pocas personas en las que el presidente confía.
La cultura que el presidente Trump ha fomentado y acatado durante más de tres años en la Casa Blanca ha dado forma a la respuesta de su administración a una pandemia mortal que está volcando su presidencia y el resto del país, con cambios dramáticos en la forma en que los estadounidenses viven su vida diaria. Explica cómo Trump podría anunciar que estaba despidiendo a su jefe de gabinete interino a medida que la crisis se agravaba, creando aún menos claridad en una cadena de mando ya fracturada. Y fue un factor importante en la reticencia del presidente a reconocer incluso una crisis inminente, por temor a sacudir los mercados financieros que sirven como su veleta política. "Lo que comienza con todo tipo de respuesta movilizada por parte del presidente - asignaciones claras y cierta sensación de que es una prioridad absoluta - nada de eso parecía ser parte de la discusión del presidente", dijo Kathleen Sebelius, quien sirvió como servicios de salud y humanos. secretario bajo el presidente Barack Obama. "Las agencias fueron dejadas a su suerte".
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