La senadora Elizabeth Warren argumentó que los demócratas derrotarían al presidente Trump si "trazan la distinción más aguda" con lo que ella llamó la corrupción de la administración, y sugirió que la alta recaudación de fondos del alcalde Pete Buttigieg socavaría su capacidad para hacerlo. Buttigieg dijo que su partido apenas podía permitirse el lujo de someterse a tales "pruebas de pureza" en una carrera contra Trump.
Y la senadora Amy Klobuchar fue aún menos sutil, citando repetidamente sus raíces del corazón para argumentar que los demócratas solo podían ganar si ponían a un Midwesterner como ella "en la parte superior de la boleta", al tiempo que recordaban que Buttigieg había sido derrotado por completo. carrera estatal en Indiana. En Washington, los que hacen de la política una vocación o una vocación se consumen con la destitución de esta semana del Sr. Trump, la marca de un escarlata I sobre su mandato. Pero en el otro lado del país, en el escenario del debate demócrata en Los Ángeles, los candidatos dieron vueltas alrededor de una vocal diferente y una palabra diferente: la palabra E. Como en: "elegibilidad".
O, mejor dicho, cuál de los candidatos que se postulan puede expulsar a Trump de la Casa Blanca el próximo año, ahora que está claro que los senadores republicanos no ofrecerán los votos para condenarlo. No es que los demócratas hayan ignorado esta pregunta difícil de acordar. La cuestión de quién tiene la mejor oportunidad de vencer al Sr. Trump ha estado pendiente de las primarias desde el principio. La parte difícil de convencer al electorado demócrata, por supuesto, es que diferentes candidatos están ofreciendo visiones muy divergentes sobre cómo hacerlo. En casi dos horas y media del debate de ayer jueves por la noche, en el escenario de la Universidad Loyola Marymount, así es como los cinco hombres y dos mujeres que calificaron para el debate presentaron su caso de elegibilidad: Joseph R. Biden Jr., ex vicepresidente
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