El presidente Donald Trump festejó ayer sábado la aprobación por el Senado de una amplia reforma fiscal, que le dio la primera victoria legislativa de su mandato.
En declaraciones durante eventos de recaudación de fondos para su partido, el presidente destacó que el hecho de votar en bloque contra el proyecto “les costará muy caro” a los demócratas en las elecciones legislativas del año próximo.
Grupos de manifestantes hicieron oír sus voces contra la reforma.
Varios cientos se congregaron tras las barricadas en la céntrica Calle 42, y la caravana presidencial tomó una calle lateral al escucharse gritos de “Donald Trump irá a la cárcel”. Los carteles tenían leyendas como “Impuestos a los ricos, no a los trabajadores”, y “Nueva York Odia a Trump”.
El Senado aprobó su proyecto el sábado por la madrugada, y ahora debe conciliarlo con el aprobado por la Cámara de Representantes semanas atrás. Trump expresó la esperanza de que el proyecto definitivo esté listo para su firma antes de Navidad.
El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, restó importancia a las encuestas que revelan el escaso entusiasmo del público por una ley que recorta los impuestos a los más ricos. Dijo que la ley demostrará su valor cuando la economía “vuelva a crecer”.
De ser sancionada por Trump, como se prevé, la ley sería la primera gran reforma fiscal en Estados Unidos en más de 30 años.
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