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miércoles, 1 de marzo de 2017

DONALD TRUMP "DIO UN TABLAZO EN SU PRIMER DISCURSO" DEFINE ANTE EL CONGRESO SU AGENDA AL FRENTE DEL PAIS





En su primer discurso ante el Congreso, el presidente Donald Trump defendió este martes la construcción de un muro fronterizo y la deportación “de los malos”,   e instó a ambos partidos a trabajar en una reforma migratoria con base a “méritos”, para combatir a quienes son una carga pública y promover el bienestar económico en el país.
Con fuerte dosis del populismo que mostró durante la contienda en 2016, Trump no habló de la deportación de todos los 11 millones de inmigrantes indocumentados –una promesa electoral- sino de una reforma del “obsoleto” sistema de inmigración legal, como el que tienen países como Canadá o Australia.

Repitiendo la conocida queja de los conservadores, Trump argumentó que el sistema actual “deprime los salarios para los trabajadores más pobres, y pone mucha presión sobre los contribuyentes”, porque, a su juicio, EEUU no ha hecho cumplir las reglas contra quienes no pueden “sostenerse financieramente”.
Eso ha llevado al límite “los mismos recursos públicos de los que dependen nuestros ciudadanos más pobres”, señaló Trump, en su narrativa de culpar a los inmigrantes por los males del país.

El mandatario citó un informe de la Academia Nacional de las Ciencias que señala que el sistema migratorio “le cuesta a los contribuyentes en EEUU muchos billones de dólares al año”, pero omitió por completo estudios que destacan las enormes contribuciones económicas de los inmigrantes, con o sin papeles.
Si EEUU adoptara un sistema con base a “méritos”, es decir con base a mano de obra altamente calificada, eso acarrearía múltiples beneficios, como el ahorro de fondos, un aumento salarial, y ayuda para que las familias en apuros, “incluyendo familias inmigrantes”, puedan trepar a la clase media, dijo Trump.
Así, el mandatario reiteró la idea conservadora de que una “verdadera” reforma migratoria tiene que apoyarse en tres pilares: mejoras en los trabajos y salarios de los estadounidenses, el fortalecimiento de la seguridad nacional, y el restablecimiento del “respeto” de las leyes.
Trump afirmó que gracias a su política migratoria, EEUU está expulsando a “los malos” –como pandilleros y criminales- y combatiendo a los carteles de la droga que se han propagado en el país, mejorando la seguridad ciudadana. Sin embargo, omitió que las propias estadísticas demuestran que los inmigrantes son menos propensos a cometer crímenes.
Para reforzar su argumento de que los indocumentados son sinónimo de criminalidad,  Trump citó por nombre a víctimas de criminales indocumentados, cuyos familiares figuraron entre los invitados por la Casa Blanca.
Para combatir el “caos” en la frontera, explicó, su gobierno comenzará la construcción de un “gran, gran muro”, aunque no repitió su promesa electoral de que México pagará por este megaproyecto.
De hecho, Trump no mencionó por nombre a México pese a que reiteró su queja de que otros países han tomado ventaja de EEUU.  Aunque nunca lo citó por nombre, quedó en claro que muchas de sus críticas estuvieron dirigidas a su antecesor, Barack Obama.
En su alocución de una hora, con un lema de “unión y fuerza” y la “renovación del espíritu estadounidense”,  Trump defendió su idea de promover un comercio “más justo”, e instó al Congreso a agilizar la labor de anular “Obamacare”,  aprobar una millonaria infusión en la infraestructura, y fortalecer a las Fuerzas Armadas.
También defendió las medidas adoptadas por su gobierno para apoyar a la clase media, y combatir al terrorismo internacional. En la arena internacional, sin embargo, no hizo mención alguna de Rusia, pese a que señaló que EEUU ha mejorado sus relaciones con otros países del mundo.

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