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sábado, 30 de julio de 2016
DONALD TRUMP Y HILLARY CLINTON Por el camino de colocarse "“la ñoña” el 20 de enero del próximo año
Pasadas las dos convenciones y ya electa las dos boletas del bipartidismo norteamericano, las agendas de las candidaturas presidenciales se preparan para verse frente a frente el lunes 26 de septiembre en el primer debate televisivo, y que de seguro, por su importancia, acaparará la atención de la opinión pública mundial.
Para ese día Hillary Clinton y Donald Trump expondrán en el plató sus ya conocidos y desgastados propósitos y planes. Pero a pesar de eso, ambas candidaturas no desmayarán en su propósito de conquistar los votos que lo coloquen en el camino de colocarse “la ñoña” el 20 de enero del próximo año. Nadie puede cantar victoria todavía, pues lo que representa una ventaja, en el instante, puede convertirse en un hándicap minutos después.
Sin embargo, hay que reconocer que la coyuntura favorece a Clinton, pues la candidata demócrata cuenta con la mayoría del voto latino y afroamericano que parecen decisivos. De ahí que resultara muy inteligente que el Partido Demócrata incluyera en su convención de Filadelfia a oradores usando frases en español, para de esa manera conquistar la votación hispana, la cual aglutina a millones de sufragantes.
Hay que reconocer que la retórica anti inmigrante y anti latina, que llegó a caer en el insulto, alejándose del proselitismo hispano, No ayudó a Trump en la conquista de votos de ese importante litoral de votantes.
Sin embargo, el magnate newyorkino tiene en la mira agenciarse el voto mayoritario de los estados en donde la clase obrera ha sido más golpeada por la crisis. Pero si tomamos las estadísticas se podría colegir que esa estrategia es insuficiente y no le reportaría los resultados suficientes a favor de la causa trumpista, debido a que los estados industriales norteamericano no representan la mayoría estadounidense.
Como hemos dicho en anteriores escritos, las elecciones norteamericanas son una de las más antidemocráticas y excluyentes del mundo. El mandatario o mandataria estadounidense no es electa por mayoría, sino que son minorías las que seleccionan a la persona que gobernará. El inquilino o inquilina de la Casa Blanca es el resultado de la votación de alrededor 538 Colegios Electorales diseminados en toda la geografía americana. Esto significa que no es presidente o presidenta de Estados Unidos el que tenga más popularidad, sino el que logre los votos de los colegios electorales. Los estados que cuentan con mayor cantidad de colegios son los que al final deciden.
El plan republicano puede fácilmente convertirse en “agua de borrajas”, si su suerte de ganar está en la búsqueda del triunfo en los llamados estados industriales norteamericanos. Para ejemplo vayamos al estado de Michigan, el cual tiene dentro de sus ciudades a la capital del automóvil, como lo es Detroit, pero que sin embargo, únicamente cuenta con apenas 16 colegios electorales. Además, si es por electores también los republicanos van en desventaja, pues la población de Michigan no llega a 10 millones de habitantes.
Sin embargo, la militancia demócrata puede mandarse a hacer los trajes y vestidos para la ceremonia presidencial del 20 de enero, pues con el dominio que exhibe el partido del burro en varios estados con muchos colegios electorales, lo sitúan por encima de los republicanos, y hasta ahora pueden “coger fiao” contando con su triunfo en noviembre. Tomemos como verbigracia al apetecido estado de la Florida, el cual cuenta con 29 colegios electorales, y con más de 20 millones de habitantes, lo que le daría una gran ventaja a quien resulte vencedor en esa demarcación geográfica.
No así se puede considerar al estado de Ohio, zona industrializada que apenas tiene 18 colegios electorales y 11 millones y medio de habitantes. Igualmente está Pensilvania con 20 colegios electorales y 12 millones y medio de habitantes, pero que comparado con California, zona latina, con 55 colegios electorales y casi 40 millones de habitantes, lo que hace a ese territorio del este norteamericano presa deseada del bipartidismo estadounidense.
¿Qué pinta el estado de Arkansas con solo 6 colegios electorales, mientras New York tiene 29 de esas instituciones proselitistas? Igualmente está el estado industrial de Wisconsin con 10 colegios, cuando New Jersey tiene 14.
Aunque la victoria en un debate televisivo no conlleva al triunfo de las elecciones de noviembre, pues los recursos económicos son imprescindibles en la tarea de llegar a la Casa Blanca, si es real que dicha discusión del 26 de septiembre entre Clinton y Trump adelantaría quien está a la defensiva y a la ofensiva. Démosle seguimiento.
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