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domingo, 10 de abril de 2016

LOS HAITIANOS La otra crisis de refugiados "Apátridas en su país natal"



Las abogadas dominicanas Jenny Morón y Rosa Iris Diendomi
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El siglo pasado numerosos haitianos se desplazaron a la vecina República Dominicana para trabajar como braceros en la zafra, la recolección de la caña de azúcar. Hombres en su mayoría, vivían en los denominados bateyes, unos asentamientos dentro de las plantaciones donde se acabaron estableciendo, casando, formando familias. Sus hijos, nietos y biznietos nacieron en la República Dominicana. El problema de su estatus legal se fue arrastrando durante décadas, hasta que en 2013 el Tribunal Constitucional emitió una sentencia que les convertía de facto a todos en apátridas de forma retroactiva al determinar que los hijos de progenitores extranjeros en situación irregular nunca habían tenido derecho a la nacionalidad. La sentencia afecta a los nacidos entre 1929 y 2007, unas 200.000 personas, es decir, no sólo a los emigrantes que cruzaron la frontera dejando atrás uno de los países más pobres del mundo, sino también a los descendientes que nacieron en República Dominicana, no tienen más lengua materna que el español y carecen de acceso automático a la nacionalidad haitiana.
Dos activistas y abogadas dominicanas, Rosa Iris Diendomi y Jenny Morón, aterrizaron esta semana en Madrid para denunciar el limbo legal en el que se encuentran estas personas, en un acto organizado por la ONG británica Minority Rights Group y el Movimiento de Mujeres Dominico-Haitiana (MUDHA).
A sólo una hora de Florida, esta es la otra crisis de refugiados olvidada por el mundo. Durante décadas, el gobierno dominicano y las plantaciones azucareras relacionadas con Estados Unidos importaron haitianos para trabajar en sus plantaciones de caña. Vivían en áreas llamadas bateyes, normalmente sin acceso a agua corriente, electricidad, ni servicios sociales.
 

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