El martes pasado la selección de fútbol de Francia ganó por 4-2 a Rusia en un pa rtido amistoso, pero el resultado fue lo de menos ese día. Con el pitazo final las autoridades francesas respiraron hondo porque no se había producido ningún incidente en el Stade de France de París que contaba con unas medidas de seguridad extraordinarias.
Se trataba del primer partido de la selección francesa en la capital desde el fatídico 13 de noviembre, cuando varios terroristas atacaron el estadio, además de varios bares y una sala de conciertos en el centro, matando a 130 personas. Y solo hacía una semana desde los atentados en Bruselas, con más de 32 víctimas mortales, también reivindicado por el autoproclamado Estado Islámico o ISIS, en sus siglas en inglés.
“Estamos en guerra“, declaró el presidente de la República francesa, François Hollande, tras la masacre de noviembre. Lo mismo repitió su primer ministro, Manuel Valls, después de los atentados de Bruselas. Su preocupación es máxima ya que Francia es la anfitriona de la Eurocopa de fútbol en junio y se teme que los terroristas puedan volver a actuar.
Hay una conexión estrecha entre los ataques de París y Bruselas. Este 18 de marzo la policía belga había logrado capturar a Salah Abdeslam, uno de los autores de los atentados de París, en Molenbeek, un barrio de Bruselas con una amplia comunidad musulmana, lo que es aprovechado por los yihadistas para esconderse. Aunque la Policía belga temía que se produjera alguna acción en respuesta a la detención de Abdeslam, las bombas en el aeropuerto y en una estación del suburbano solo cuatro días después los cogió desprevenidos. Tampoco las fuerzas de seguridad francesas tenían indicios de que se estaban preparando los atentados en París en noviembre.
Se trataba del primer partido de la selección francesa en la capital desde el fatídico 13 de noviembre, cuando varios terroristas atacaron el estadio, además de varios bares y una sala de conciertos en el centro, matando a 130 personas. Y solo hacía una semana desde los atentados en Bruselas, con más de 32 víctimas mortales, también reivindicado por el autoproclamado Estado Islámico o ISIS, en sus siglas en inglés.
“Estamos en guerra“, declaró el presidente de la República francesa, François Hollande, tras la masacre de noviembre. Lo mismo repitió su primer ministro, Manuel Valls, después de los atentados de Bruselas. Su preocupación es máxima ya que Francia es la anfitriona de la Eurocopa de fútbol en junio y se teme que los terroristas puedan volver a actuar.
Hay una conexión estrecha entre los ataques de París y Bruselas. Este 18 de marzo la policía belga había logrado capturar a Salah Abdeslam, uno de los autores de los atentados de París, en Molenbeek, un barrio de Bruselas con una amplia comunidad musulmana, lo que es aprovechado por los yihadistas para esconderse. Aunque la Policía belga temía que se produjera alguna acción en respuesta a la detención de Abdeslam, las bombas en el aeropuerto y en una estación del suburbano solo cuatro días después los cogió desprevenidos. Tampoco las fuerzas de seguridad francesas tenían indicios de que se estaban preparando los atentados en París en noviembre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario