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martes, 22 de marzo de 2016
"Histórica" PRESIDENTE BARACK OBAMA EN SUELO CUBANO
El presidente estadounidense Barack Obama sostenía un encuentro histórico con su par cubano Raúl Castro en el Palacio de la Revolución, una reunión que se espera de señales sobre el camino que puede tomar el nuevo acercamiento entre los viejos enemigos de la guerra fría.
Breves imágenes de televisión cubana mostraron a ambos gobernantes sentados uno junto al otro con las banderas de los respectivos países y una pequeña mesa con flores. No se escuchaba el contenido de la conversación que los gobernantes sostenían.
Ambos mandatarios vestidos de traje oscuro, se mostraron corteses e intercambiaron frases cortas en este segmento de la visita que dará lugar a una reunión a puerta cerradas entre los dos, la tercera vez que se ven cara a cara.
Un día después de convertirse en el primer mandatario estadounidense en pisar tierra cubana en casi nueve décadas, Obama comenzó la parte oficial de su visita de dos días y medio con una ofrenda floral en el monumento al líder independentista isleño José Martí ubicada en la Plaza de la Revolución, un lugar que pocos hubieran imaginado apropiado para un mandatario estadounidense unos años atrás.
Una banda militar tocó los himnos cubano y estadounidense frente al monumento a Martí, que Obama recorrió y en el que dejó su firma en el libro de visitantes distinguidos.
Luego caminó desde el monumento hacia el Palacio de la Revolución donde fue recibido en un salón por Castro, quien le estrechó la mano antes de enfilarse hacia el paso de revista de tropas y a saludar a sus respectivas delegaciones. Al final de la reunión se espera que ambos mandatarios ofrezcan un discurso.
“El momento es adecuado”, dijo Obama a ABC News. Aunque reconoció que persisten las diferencias sobre derechos humanos y libertad, dijo que espera que se avance antes de que deje la presidencia en menos de un año.
“Sentimos que venir ahora maximizaría nuestra habilidad para impulsar más cambios, particularmente porque esto ha sido bienvenido por el pueblo cubano”, añadió.
En su segundo día en la isla, Obama también tiene previsto un encuentro con emprendedores cubanos, un sector emergente luego de las reformas económicas que comenzaron en 2010.
El edificio donde se realizará la reunión de mandatarios se construyó en la década de 1950 para la Corte Suprema, aunque luego de la llegada al poder de Fidel Castro fue convertido en el mítico Palacio de la Revolución.
Será la primera reunión entre ambos en la isla y la tercera en poco más de un año. Las otras dos fueron en Panamá y en la sede de las Naciones Unidas.
“Si hablan del bloqueo, si quitan el bloqueo, sí puede haber muchos cambios en Cuba”, dijo a The Associated Press Roberto Hernández, un empleado de la construcción de 52 años quien, sin embargo, reconoció que Obama puede hacer poco para retirar el embargo que Estados Unidos mantiene contra la isla desde hace más de cinco décadas.
“Obama puede hacer muchas cosas, quitar varias cosas del bloqueo, como presidente de Estados Unidos, pero quitar el bloqueo no puede, porque eso no está en él”, añadió.
Aunque Obama ha tomado varias medidas ejecutivas para aliviar las restricciones impuestas por el embargo el único que puede derogarlo es el Congreso estadounidense, dominado por los republicanos.
Para Obama no hay mejor lugar que La Habana para mostrar que la implicación puede hacer más que el aislamiento para conseguir cambios tangibles en la pequeña nación comunista. Pero para los cubanos la cuestión clave es si su propio gobierno está dispuesto a demostrar que la ambiciosa apertura diplomática es algo más que palabras.
“Esta es una visita positiva para los dos países y para el futuro de sus relaciones”, dijo Gustavo Hernández, un cubano de 53 años. “Hay que tener una mejor comunicación y es bueno que se mantenga la paz, que a nosotros nos va a traer tranquilidad”.
La visita del gobernante estadounidense es un atrevido gesto diplomático, luego de haber reconocido que la política de aislamiento a la nación caribeña no logró su objetivo de cambiar el modelo político unipartidista y el gobierno comunista.
“Ya es hora de lograr una amistad”, manifestó Magdalena González, una vendedora ambulante de 45 años. “Además nosotros no le hemos hecho nada a Estados Unidos. Es un problema de ideales, de que no pensamos lo mismo, pero tenemos derecho a eso”.
Pese a que Obama indicó en que su objetivo con esta nueva relación es contribuir a una mejora en las condiciones de vida de los cubanos, incluyendo más amplias libertades civiles, el gobierno cubano insistió que no piensa realizar reformas a su modelo político.
Por ello, además de las expectativas de mejoras económicas que el levantamiento de las sanciones impuestas por Washington puede traer a los cubanos -como mejoras en la infraestructura, abastecimiento de productos que a veces escasean y creación de empleos o salarios más altos-, muchos isleños especulan si este ambiente de deshielo se mantendrá luego de que en 10 meses Obama salga de la Casa Blanca y le entregue el poder a su sucesor.
“Quizá gracias a estas negociaciones y a esta visita, el que venga después tenga que aceptar las cosas como se establecieron con Obama y el presidente Raúl Castro”, reflexionó González.
Obama y Castro iniciaron el proceso de normalización de relaciones en diciembre de 2014 y las embajadas de ambos países reabrieron en julio de 2015.
Cuba reclama el levantamiento total del embargo y la devolución de la porción donde se estableció la Base Naval de Guantánamo en el oriente del país.
El mandatario estadounidense, quien llegó el pasado domingo por la noche e hizo un recorrido por La Habana Vieja y se entrevistó con el cardenal Jaime Ortega, permanecerá en Cuba hasta el martes, día en que además de dar un discurso y reunirse con disidentes participará de un partido de béisbol entre un equipo de grandes ligas de Tampa y un seleccionado nacional.
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