Siempre que vamos a orinar a un baño ajeno, sentimos mucho pudor por la cantidad de bacterias que puede haber acumuladas en la taza del vater. Una percepción compartida entre gran parte de la sociedad pero que podría ser errónea si la comparamos con algo que hacemos a todas horas y que llevamos en la mano durante todo el día.
Sí, hablamos del teléfono móvil. En el autobús, en el metro, en el trabajo, en casa e incluso en la cama. ¡No dejamos ni un segundo de estar enganchados! ¿Y que tiene que ver esto con las bacterias? Muchísimo. Un estudio de la Universidad de Barcelona asegura que las pantallas de los smartphones tienen hasta 600 bacterias, es decir, 30 veces más de las que se pueden encontrar en un inodoro.
Maite Muniesa, investigadora del Departamento de Microbiología, ha alertado también de la falta de desinfección de zonas olvidadas de la casa como bayetas o esponjas o el vaso en el que guardamos habitualmente el cepillo de dientes, bacterias exactamente iguales que las que pueden vagar en la pantalla del móvil.
"El moho en los baños, el desagüe de la ducha, las toallas húmedas, los cepillos de dientes y el vaso que los contienen son "entornos perfectos" para el crecimiento de hongos y bacterias", confiesa.
Asimismo desde la Universidad de Barcelona alertan de la peligrosidad de convivir con los animales en casa en espacios que se utilizan frecuentemente, "dejándoles sentarse en la trona del bebé o en la encimera de la cocina".
¿La solución? Aplicar desinfectantes sin lejía (sin un PH agresivo) para así no dañar las zonas afectadas.
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