El jugador de béisbol en los New Yorker Yankees, Yogi Berra, falleció ayer a los 90 años, dejando un gran legado en la historia de los deportes en Estados Unidos.
Berra, era hijo de modestos inmigrantes italianos, y empezó su carrera antes de la Segunda Guerra Mundial, en donde estuvo activo durante muchísimas temporadas, como jugador o como entrenador, hasta 1985.
Sin embargo, será recordado como un icono de la cultura popular, autor de frases memorables y los famosos yogismos.
Las frases de Yogi se hicieron tan famosas que en los noventa las recogió en un libro cuyo título era toda una declaración de principios: El libro de Yogi. No he dicho todo lo que he dicho.
Este deportista, fue también un personaje de una tira de cómic y le dio su nombre al oso Yogi, el dibujo animado que le robaba la merienda a los turistas y que comenzó a emitirse en los balbuceos de la televisión, en 1958.
Berra siempre se mostró muy orgulloso de su imponente tamaño y defendió con la cabeza bien alta su inolvidable fealdad. Cuando los cronistas deportivos, que le adoraban, le tomaban el pelo por ello —la revista Colliers llegó a compararle con un neandertal por su aspecto—, respondía: “Que yo sepa nadie recibe una bola con la cara”.
En 1999, el Estadio de los Yankees le rindió un homenaje que The New York Times recogió en una crónica inevitablemente titulada “Un déjà vu que se repite todo el rato. El día más feliz de Yogi”.
Cuando cumplió los 80 años, relataba en una entrevista que concedió en el museo de Nueva York que lleva su nombre.
“No quiero saber lo viejo que soy. Prefiero pensar que avanzo hacia atrás. Además, nada se acaba hasta que se acaba. Como tengo un rostro difícil de olvidar, la gente me reconoce por la calle y me para. Me pregunta por los yogismos y siempre les digo que me salían así, que no los pensaba”, decía.
Berra, que jugaba como catcher (receptor), comenzó su carrera en esa época en la que el béisbol centraba la vida del país y nunca abandonó la vida pública. Es imposible saber cuáles de sus frases son ciertas y cuáles son un invento; pero como dijo un personaje del filme de John Ford al final del Hombre que mató a Liberty Valence: “En caso de duda, imprime la leyenda”. Y Berra es sin duda una leyenda.
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