Darren Wilson, el policía que mató al joven negro Michael Brown en Ferguson (EE.UU.), dijo el martes que siente la ocurrido aunque tiene "la conciencia tranquila" y volvería a actuar del mismo modo puesto que lo hizo para salvar su vida.
"La pregunta que ocupaba mi mente era 'Cómo
sobrevivo'", explicó Wilson en una entrevista a la cadena ABC el día
después de que un gran jurado fallara que no existen pruebas suficientes
para imputarle por la muerte de Brown.
Wilson, blanco y de 28 años, mató con varios
disparos a Brown, negro y de 18, el 9 de agosto cuando el adolescente
iba desarmado y en circunstancias aún por esclarecer.
Este caso provocó en agosto una ola de disturbios
raciales que se saldaron con saqueos y destrozos, una violencia que
volvió ayer a esta pequeña ciudad de poco más de 20.000 habitantes tras
conocerse el fallo del jurado.
"En ese momento me pregunté, ¿puedo matar a este
chico?, legalmente, ¿puedo?. Y me respondí: tengo que hacerlo, de no
hacerlo me matará si me alcanza", relató el agente.
Wilson sostiene que Brown le agredió e intentó
quitarle el arma, un relato que contradice la versión de algunos
testigos, entre ellos un amigo que acompañaba al joven.
Según esos testimonios, Wilson disparó en
repetidas ocasiones al joven cuando este estaba desarmado y con los
brazos en alto, el gesto utilizado ahora como icono de las protestas
acompañado del grito: "No dispares".
La indignación volvió la madrugada del lunes a
Ferguson tras conocerse que Wilson seguirá libre y sin cargos al
concluir un gran jurado que no hay pruebas suficientes para imputarlo
por la muerte de Brown.
Tras escuchar la versión de 60 testigos y del
propio Wilson, el gran jurado decidió que no existe "causa probable"
para imputar al agente.
Los cargos que podría haber enfrentado Wilson
abarcaban desde un máximo de 4 años de cárcel por homicidio involuntario
a cadena perpetua o pena de muerte por asesinato en primer grado.
El gran jurado decide si hay pruebas suficientes
para presentar cargos contra una persona, por lo que tras su fallo el
caso de Wilson queda cerrado por esta vía.
No obstante, continúa la doble investigación
independiente del Departamento de Justicia sobre si, por un lado, hubo
una violación de los derechos civiles en el caso de Brown, y, por otro,
si la policía local mantiene prácticas discriminatorias, explicó hoy el
fiscal general, Eric Holder, en una declaración.
Ferguson intenta retomar la normalidad tras dos noches de caos y disturbios
Con un aspecto casi fantasmal, la localidad de
Ferguson (EE.UU.) intentó hoy retomar la normalidad, tras dos noches de
disturbios por la decisión de un jurado de no imputar al policía blanco
que mató a tiros al joven negro Michael Brown.
Cubiertas por un manto blanco de nieve que empezó a
caer al mediodía, las calles de ese suburbio, en el estado de Misuri,
estuvieron hoy prácticamente desiertas de peatones, en la víspera de la
celebración del tradicional Día de Acción de Gracias en el país.
Esa aparente calma, provocada quizás en parte por
el intenso frío que azotó a esa localidad de 20.000 habitantes, en su
mayoría afroamericanos, llegó después de que al menos 45 personas fueran
detenidas la pasada madrugada durante la segunda noche de protestas.
Además, las fuerzas del orden decomisaron dos
armas y un coctel molotov, precisó hoy el jefe del condado de San Luis,
Jon Belmer.
No obstante, la noche del martes resultó menos
violenta de lo previsto en la céntrica avenida de South Florissant,
epicentro de las protestas desde el 9 de agosto pasado, cuando el
policía Darren Wilson acabó con la vida de Brown, quien había robado una
cajetilla de cigarrillos, en circunstancias aún por esclarecer
públicamente.
En esa calle se alza el Departamento de Policía de Ferguson, habitual punto de concentración de los manifestantes.
La apabullante presencia de la Guardia Nacional,
una fuerza militar de reserva que movilizó más de 2.000 agentes, impidió
una repetición de los graves altercados del lunes, cuando más de
ochenta personas fueron detenidas, una docena de edificios ardieron en
llamas y se registraron saqueos y disparos al aire.
"No creo que nadie pensara que (los disturbios del
lunes) iban a ser de esa magnitud", afirmó hoy el capitán de Patrulla
de Autopistas de Misuri, Ronald S. Johnson, en declaraciones divulgadas
por el diario local St Louis Post Dispatch.
Esa violencia estalló horas después de que el
jurado investigador decidiera no imputar a Wilson por la muerte de
Brown, cuya familia volvió hoy a cuestionar con dureza el fallo
judicial.
"Escuchamos eso (el veredicto) y fue como haber
recibido un disparo. Como si usted me tiroteara ahora. Nada de respeto,
ni de comprensión. Nada", dijo la airada madre del joven, Lesley
McSpadden, a la cadena televisiva CNN.
Salvo algunos vehículos policiales o todoterrenos
de la Guardia Nacional, la presencia de las fuerzas de seguridad brilló
hoy por su ausencia en Ferguson, aunque en la aledaña ciudad de San Luis
tres personas fueron detenidas cuando simpatizantes de Brown
forcejearon con la Policía en un intento de acceder al Ayuntamiento.
Numerosos establecimientos seguían hoy cerrados y
protegidos con paneles de madera en la pequeña localidad, si bien
algunos decidieron abrir sus puertas para recobrar una cierta
normalidad.
"No hay nada que temer más que al propio miedo.
Hay más cosas positivas en esta ciudad que ese campo de batalla en el
que se ha convertido", indicó a Efe Suz Pratt, quien regenta una
peluquería a pocos metros del Consistorio de Ferguson.
El dicharachero y afroamericano taxista Samson, de
48 años, espera que "todo vuelva a la normalidad" en un par de días, si
bien cree que el cuerpo de policía local, integrado por una amplia
mayoría de agentes blancos, debe cambiar radicalmente.
"Hay que modificar la ley para que no disparen a
la gente. No me fío de la Policía. Es infrecuente ver a agentes negros.
El color de la piel no es un problema. El problema es la actitud",
subrayó a Efe Samson al volante de su automóvil.
Aunque algunos ánimos siguen calientes en
Ferguson, varios vecinos optimistas desafiaron hoy al frío y, brocha en
mano, se echaron a la calle para decorar con motivos navideños los
paneles de madera que aún protegen muchos negocios ante eventuales
disturbios.
"Estamos pintando estos paneles para hacerlos más
atractivos de cara a la comunidad. Espero que hagamos reír y animemos a
la gente. Con esto, tratamos de volver a una cierta normalidad mostrando
apoyo a la comunidad", comentó a Efe la maestra Deanna English,
embutida en un traje de faena tras pintar un simpático muñeco de nieve.
Frente a la mala reputación que la violencia ha
dado esta semana a Ferguson, algunos lugareños han colgado de manera
espontánea carteles en la tapias de madera en los que puede leerse la
frase "Yo amo Ferguson", con un corazón rojo insertado entre esas
palabras.
Ese corazón parece bombear la esperanza de acabar
con todo tipo de violencia que tienen lugareños como la peluquera Suz
Pratt, quien vaticina que "un movimiento por la paz está por venir". EFE
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