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domingo, 26 de octubre de 2014
DILMA ROUSSEFF PRESIDENTA DE BRASIL GANA LAS ELECCIONES
Los brasileños confían en la candidata del PT para un segundo mandato. Los resultados han estado muy ajustados, Aécio Neves se queda con el 48,44% de los votos.
Han sido las elecciones presidenciales más reñidas de la historia del país.
Dilma Rousseff, de 66 años, del Partido de los Trabajadores (PT), exguerrillera contra la dictadura en su juventud, eficiente ministra de Minas y Energía con Lula y presidenta de la séptima economía del mundo en los últimos cuatro años, gobernará Brasil otros cuatrienio a partir del 1 de enero de 2015. Ha ganado por un ajustadísimo margen, apenas por tres millones de votos en un país en el que tenían derecho de sufragio 146 millones de ciudadanos. Fue necesario, pues, recontar casi hasta la última papeleta para asegurar el resultado y dar la noticia. Con el 100% de los votos escrutados, Rousseff obtuvo el 51,64% contra el 48,36% sumado por su oponente, el liberal Aécio Neves, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB). Esos poco más de tres puntos son la diferencia más corta registrada en unas elecciones presidenciales desde el final de la dictadura en Brasil, en 1985.
Jamás como en esta campaña los brasileños han tomado partido tanto a un lado como a otro. Lo ha hecho la gente de la calle y no era nada raro escuchar conversaciones políticas en todas las esquinas de todas las ciudades. De hecho, el último debate televisado, celebrado el viernes, contó con una audiencia parecida a la que tienen en Brasil sus famosas telenovelas. También han levantado el dedo sus escritores, sus artistas o sus futbolistas. Chico Buarque, Caetano Veloso o Gilberto Gil, entre otros, hicieron público su apoyo a Roussseff. Los delanteros Neymar y Ronaldo, así como el último escritor en entrar en la Academia Brasileña de las Letras, Ferreira Gullar, seguían a Neves.
De ahí que las primeras palabras, tanto de Rousseff como de Neves, estuvieran encaminadas a tratar de reparar esta grieta. Muchos analistas políticos alertaban de un Brasil dividido, partido aparentemente en dos, donde los seguidores de un partido y otro se han enredado en discusiones fuertes e, incluso, en conatos de enfrentamiento en la calle. Añadían que la primera tarea del ganador deberá ser empeñarse en una suerte de reconciliación nacional para cerrar la herida abierta durante las tres semanas vertiginosas de una dura campaña. El primer discurso de Rousseff, pronunciado muy poco después de saber que será presidenta cuatro años más, apuntó en esa dirección unificadora.
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