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domingo, 20 de julio de 2014
Desgarradoras historias ligadas al avión derribado en Ucrania
Como todo suceso de esta magnitud, la caída del avión MH17 de Malaysia Airlines derribado por un misil tierra-aire ha empezado a arrojar historias de todas las categorías; casi todas de horror y de tristeza, aunque también algunas otras que nos revelan la fragilidad con la que se mueven nuestras vidas, muchas veces entre la casualidad y eso que desde tiempos inmemoriales llamamos “la mala suerte”.
Tal es el caso de Kaylene Mann, una australiana que a inicios de marzo pasado había perdido a su hermano Rod y a su cuñada María en el vuelo MH370 de esta misma compañía, desaparecido sin dejar ni una huella tras su paso. Ahora, cuando se supone que la mujer podía empezar a reponerse, se entera de que en el vuelo abatido sobre tierras ucranianas iba nada menos que su hijastra Maree Rizk.
“Es como si… nos rasgara las entrañas de nuevo”, declaró a AP su otro hermano, Greg Burrows. De acuerdo con sus palabras, luchan ahora mismo para entender cómo la mala suerte le ha tocado a la misma familia, y en ambas ocasiones con la misma compañía aérea.
La joven fallecida y su esposo Albert regresaban a Melbourne tras unas vacaciones de un mes en Europa.
“Nadie podía predecir que iban a ser derribados”, declaró Burrows. “Eso estaba fuera de sus manos”.
Mientras, la prensa de todo el mundo se ha hecho eco del caso de una joven madre de origen malayo que perdió el vuelo MH17 y se enteró de su derribo a través de la radio del taxi cuando se dirigía al aeropuerto para intentar embarcarse en la siguiente aeronave con destino a Kuala Lumpur.
Como puede constatarse, esta mujer que abraza a su hijo no puede contener su estupefacción y de cierta manera su agradecimiento a la vida, tras lo que de inicio parecía ser su mala suerte.
Perder su vuelo ha obrado el milagro de no haber perdido la vida. “Siento que la vida me ha dado una segunda oportunidad”, declaró emocionada. Luego aseguró que su único objetivo en estos duros momentos es reunirse lo antes posible con su familia.
A la hora de ponerles rostro a las víctimas de este horrible derribo, sobresale la historia de los tres niños que viajaban de regreso a Australia tras una estancia en Amsterdam.
Cuenta el diario británico The Mirror que los hermanos Mo Maslin, de 12 años, Evie (10) y Otis (8) viajaban de regreso a Perth con su abuelo Nick Norris, mientras que sus padres habían decidido quedarse unos días más en la capital de los Países Bajos.
De manera a asegurarse un regreso a tiempo antes del inicio de las clases, el abuelo Nick había propuesto partir antes con los menores, mientras que sus padres aprovechaban el buen clima para pasar unos días suplementarios con la familia holandesa.
Y aunque todas estas son historias de dolor, se ha divulgado mucho más la muerte de Joep Lange, de 59 años, un eminente especialista de la lucha contra el Sida, quien se dirigía a una conferencia mundial sobre este flagelo que tendrá lugar en Melbourne, Australia, este fin de semana. Lo acompañaban su esposa y Glenn Thomas, experiodista de la BBC y actual portavoz de la Organización Mundial de Salud, según una nota de AFP.
Su presencia en la aeronave derribada fue confirmada por Andrea de Graaf, vocera de la Fondation PharmAccess, una ONG que Lange había fundado con vistas a hacer viable el acceso de los enfermos a la triterapia.
Se habla también del caso de Sanjid Singh, un auxiliar de vuelo que intercambió con un colega su turno de trabajo, adelantó su viaje a Kuala Lumpur y finalmente pereció junto a otras 297 personas tras el derribo de la aeronave en la que trabajaba.
Su caso es peculiar, toda vez que en marzo pasado su esposa, azafata de la misma aerolínea, se había salvado tras cambiar su turno en el vuelo MH370, desaparecido supuestamente en el Océano Índico.
Según el diario malasio The Insider, el padre de Sanjid declaró que su hijo lo había llamado anunciándole el intercambio de turno y el adelanto de su salida hacia la capital malasia.
Esta mañana el diario español El Mundo se hacía eco de la historia de Maarten de Jonge, el único hombre que se ha salvado de las dos catástrofes ligadas en menos de cinco meses a la misma línea aérea.
Este afortunado ciclista holandés que corre para el equipo malayo Terengganu Cycling Team, desistió de embarcar en el vuelo desaparecido en marzo pasado para tomar otro que no tuviera escala.
Esta semana, pasado ya aquel susto, de Jonge cambió su pasaje a última hora cuando se enteró de que tenía la opción de un vuelo 300 euros más barato.
“Es realmente extraño que por segunda vez no haya cogido un vuelo rumbo al desastre”, declaró impactado el ciclista holandés.
De acuerdo a lo trascendido, la nave que hacía el trayecto Amsterdam-Kuala Lumpur no emitió ninguna llamada de socorro antes de caer incendiada al sur de Ucrania. 298 personas de varias nacionalidades perdieron la vida en este suceso: 15 de ellos formaban parte de la tripulación de Malaysia Airlines.
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