Perú lleva 56 meses de crecimiento económico
continuo, y aunque en los últimos cuatro años tuvo del 5% al 8% de
expansión anual debido a los altos precios internacionales de los
minerales, vive ahora un ciclo de desaceleración —con tan solo el 1,6%
de inversión privada—, afronta una amplia deuda social y tiene un 74% de
empleo informal. Ante este panorama, el Gobierno, que solo cuenta con
el 21% de aprobación popular, envió hace una semana al Congreso un
paquete de medidas para reactivar la economía, que ha sido criticado
porque disminuye las sanciones medioambientales y no ataca la raíz del
problema.
Al inicio de su Gobierno en julio de 2011, el presidente peruano Ollanta Humala
anunció como prioridad la inclusión social de los más pobres y la
construcción del gasoducto del Sur. Para cumplir esos objetivos, dependía de los ingresos fiscales procedentes sobre todo de la minería.
Sin embargo, en 2013 no solo cayeron los precios de los minerales sino
que grandes proyectos de explotación fueron postergados, como Conga, Tía
María y Quellaveco.
“Esta es una pequeña economía que depende de
manera dramática de las tendencias mundiales”, explica el economista
Oscar Dancourt, expresidente del Banco Central de Reserva. “El PIB crece
a una tasa cada vez menor desde 2011, la inversión privada es cero. En
septiembre el Gobierno aprobó medidas desregulatorias para que las
empresas aumentaran la inversión y no se produjo. Ahora, las nuevas
medidas favorecen la oferta. Las proyecciones de ingresos tributarios
son mucho menores. ¿Qué va a hacer el gobierno para mantener los
programas sociales?”, añade Dancourt.
Entre las medidas del Gobierno figura el perdón
de la deuda tributaria a 180.000 contribuyentes, una propuesta que al
exdirector del Banco Central Juan Marthans le parece mala señal. “En
ningún lugar del mundo se reactiva la economía condonando deuda
tributaria”, ha dicho.
En abril el crecimiento de la producción fue del
2%, el menor en cinco años, y la inversión privada, que en 2012 se
expandió un 12%, cayó a menos del 2% a fines de 2013 y no repunta. Por
otro lado, según la Cepal, Perú ocupa el primer lugar de América Latina
en trabajadores con empleos de poca productividad, y el 74% de los
empleos son informales, según un estudio del Instituto Nacional de
Estadística e Informática difundido este mes: un 5% menos que en 2007.
Pese al crecimiento económico de los años
recientes, el gasto en educación y salud, según la Cepal, se ha
mantenido relativamente bajo en Perú. No obstante, el Gobierno de Humala
creó el programa Pensión 65, que beneficia a 320.000 personas mayores
en extrema pobreza con una subvención mensual de 44 dólares.
Otro problema, que no ha acompañado el crecimiento económico de los años recientes, es la histórica debilidad institucional de Perú.
“La fiscalía y la contraloría no funcionan. Hay un problema de
corrupción que penetra todos los niveles del Estado, en la base está la
proliferación de economías ilegales como el narcotráfico y la minería
ilegal”, asegura Carlos Monge, coordinador de Revenue Watch, un
observatorio del rédito de los recursos naturales en cada país.
Monge también destaca que han fracasado la ley
de partidos y el sistema de representación política. “No hay sistemas de
representación de intereses ni organizaciones políticas que tengan que
preocuparse por su honra y su reputación”. Cabe recordar que el expresidente Alejandro Toledo enfrenta una investigación fiscal por lavado de activos, que el Congreso aprobó esta semana que el expresidente Alan
García sea acusado constitucionalmente porque su Gobierno favoreció el
indulto de 5.000 personas acusadas de tráfico de drogas, y que el exjefe de Estado Alberto Fujimori está preso por crímenes de lesa humanidad y corrupción.
El fujimorismo representa la principal oposición en el Congreso y vota usualmente en alianza con el Partido Aprista, de García.
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