En América Latina y el Caribe hay al menos 130 millones de trabajadores informales, un 47,7 % de la población activa, por lo que transformar el mercado de trabajo para que sea eminentemente formal es el mayor desafío que afronta la región.
Así lo afirmó en una entrevista con Efe la
directora regional para América Latina de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), Elizabeth Tinoco, que esta semana asiste en Ginebra a
la conferencia anual del organismo, en la que participan 4.000
representantes de gobiernos, sindicatos y empresas de 185 países.
"En la región tenemos una tasa de desempleo
relativamente baja, del 6,2 %, pero el problema es la calidad de estos
empleos. La tasa de informalidad es altísima, y ese es nuestro principal
problema y nuestro principal desafío", sentenció Tinoco.
"Hemos tenido diez años de crecimiento sostenido, y
eso no es poca cosa, pero no hemos logrado crear empleos de calidad, y
eso se demuestra en la informalidad".
Los datos de la OIT revelan que entre el 20 % de
la población con mayores ingresos en la región los trabajadores
informales son el 30 %.
En cambio, entre el 20 % de la población con menos ingresos, el 73,4 % están en situación de informalidad.
"La informalidad no es homogénea, es compleja,
multicasual, tiene distintos rostros y hay que atacarla de distintas
maneras", explicó Tinoco, quien señaló que, en la región, se dan
paradojas tan extraordinarias como que haya "informalidad en la
formalidad".
"El 11,6 % de todos los trabajos informales se
encuentran en la formalidad. Hay incluso informalidad en el sector
público, y eso es causa de la tercerización, y del no control
institucional y de que una empresa pública contrate a otra privada y
ésta no declare a sus propios trabajadores".
"Otro 31 % del 47 % que está en la informalidad
son los llamados 'cuentapropistas', aquellos que tienen un pequeño
taller, una pequeña tienda, una empresa como menos de 6 trabajadores,
los vendedores ambulantes, etc".
Finalmente, otro 5,1 % son los trabajadores domésticos, la inmensa mayoría de los cuales son mujeres.
Tinoco recordó que la pequeña y mediana empresa
representa el 70 % del empleo en la región, por lo que lamentó
especialmente que sean precisamente las pymes las que lideren el grupo
de empleos informales.
"Es una enorme competencia desleal hacia el resto de empresas y eso lastra al país".
Uno de los principales déficit en la región es la ausencia de una red efectiva y eficiente de inspección laboral.
La directiva recordó que los trabajadores
informales no sólo no contribuyen al bienestar común del país, sino que
tampoco se benefician de él, al carecer de protección social.
"De hecho, sólo 4 de cada diez latinoamericanos tienen acceso a la protección social".
Otro de los aspectos muy negativos destacados por
Tinoco es el hecho de que 6 de cada 10 jóvenes que acceden al mercado de
trabajo en América Latina lo hacen en empleos informales.
"Es por ello que es esencial que los sistemas
educativos se adapten a la realidad laboral del país, algo que no sucede
en casi ningún lugar y se forma personas que no son necesarias".
Se estima que durante la próxima década, la región
enfrenta el desafío de crear al menos 43,5 millones de nuevos empleos
para incorporar a los jóvenes al mercado laboral y mantener la tasa de
desempleo debajo del 7 %.
Ante esta situación, la OIT lanzó el año pasado la
iniciativa FORLAC (Programa de Promoción de la Formalización en América
Latina) con dos objetivos básicos: entender mejor el fenómeno de la
informalidad en la región y compartir buenas prácticas.
Desde entonces se han revelado ejemplos positivos,
como el caso de Brasil, que simplificó los trámites para formalizar una
empresa, implementó programas de incentivo a pymes y facilitó los
microcréditos, explicó Tinoco.
Asimismo, el estudio ha mostrado que países como
Argentina, Colombia, México, Perú, y Uruguay han establecido estrategias
y en algunos casos incluso leyes para reducir los trabajos informales
que han tenido "enorme éxito".
De hecho, la tasa regional de informalidad se ha reducido en casi un 3 % en tres años.
Lamentablemente, esta tendencia no es común a
todos los países, especialmente en Centroamérica, "donde si bien se dan
casos como el de Costa Rica que tiene índices de informalidad del 36 %,
también existen los casos de Honduras con tasas del 72 % o República
Dominicana con índices de 78 %".
Estas disparidades se deben, en parte, al hecho de
que los organismos de integración regional no han asumido este problema
como propio, algo que la OIT pretende revertir en la próxima reunión
regional del organismo en Lima, del 13 al 16 de octubre, donde la lucha
contra el trabajo informal será uno de los asuntos clave sobre la mesa.
"No hay que olvidar que sin formalidad no hay desarrollo", sentenció Tinoco.
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