El sadomasoquismo sexual es una práctica que
utiliza el dolor y la dominación con métodos para conseguir placer.
Siempre y cuando se reconozcan los límites, no tiene nada de malo
experimentar el dolor, según la sexóloga Michela Guarente.
La práctica del método sexual debe ser acordada y
consensuada por la pareja para que pueda generar placer a partir del
dolor. Debe conocerse si la pareja va a incorporar juguetes sexuales o
si va a integrar más personas en la ejecución para establecer claramente
los límites.
Guarante recomienda que una buena idea es acordar
un código, un gesto o palabra clave, que explícitamente advierta cuando
detenerse. Este acuerdo no puede ser quebrantado.
El sadomasoquismo, por lo general, exige un
ambiente especial o un espacio determinado para poder ejecutar el acto.
Muchas personas incluyen temáticas para así imaginarse un ambiente de
circo, de escuela, de hospital, entre otros. Esto queda a la imaginación
de la pareja.
El llamado sadomasoquismo ligero puede comenzar
con nalgadas, tirones de cabello o “lenguaje sucio” en pleno acto sexual
y progresivamente puede incluir el uso de látigos, esposas, cueros o
lencería, agregó la sexóloga.
Cuando el sadomasoquismo no es placentero, puede
transformarse en un acto muy violento, causando daños en la salud física
y emocional de quien lo practica. Cuando se advierte malestar, dolor
extremo e insoportable, es preciso detenerse y, en lo posible, buscar
ayuda.
La sexóloga Michela Guarente, concluyó que valdría
la pena evaluar si a pesar de existir toda una variedad de prácticas
íntimas eróticas, uno se limita o prefiere solo esta forma de dar y
recibir placer, habría que elevar la alarma personal, ya que esta
conducta como única de disfrutar el sexo, no sería considerada
apropiada.
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