HiRADiOs Voz Dominicana
viernes, 9 de mayo de 2014
PUERTO RICO LA ESTADIDAD PARA SU BENEFICIO
Luego del despliegue de clientelismo político de Ricky Rosselló en el Centro de Convenciones, actividad que pareció una feria de empleos en el gobierno en tiempos de crisis, el bisoño aspirante a gobernador radicó querella en la Comisión de Derechos Civiles de los Estados Unidos contra una pléyade de funcionarios que incluye al Gobernador de Puerto Rico y al Presidente de los Estados Unidos.
La acción es osada y contradictoria. En diciembre de 2012 firmó una carta con Héctor Ferrer pidiendo otro plebiscito, descaradamente ahora hace lo contrario. Además, está mal formulada y contribuye a obstaculizar los pasos que ha tomado el gobierno federal sobre los resultados del plebiscito del 6 de noviembre de 2012. Entre ellos, el reconocimiento público hecho por la Casa Blanca y el Congreso, y la consiguiente asignación de $2.5 millones aprobada para una campaña educativa sobre las opciones contenidas en un plebiscito que sean descolonizadoras, fuera de la cláusula territorial, para resolver la actual condición política de Puerto Rico.
No sabemos si Ricky tiene conocimiento, pero hay dos proyectos ante el Congreso encaminados a un proceso de admisión de Puerto Rico como estado y los $2.5 millones se pueden utilizar como parte de la consulta sugerida en los proyectos para que el Pueblo ratifique la oferta de Estadidad que formule el Congreso. Son proyectos que, contrario a lo que argumenta la impensada querella del hijo de Pedro, reconocen los resultados plebiscitarios y son una repuesta adecuada a los mismos.
Lamentablemente esta querella tendría el efecto de paralizar las iniciativas mencionadas por parte del ejecutivo y legislativo federal, y los esfuerzos honestos que el Partido Nuevo Progresista y grupos estadistas como ‘Igualdad’ han hecho, creando un efecto inmediato de ‘borrón y cuenta nueva’ respecto a los pasos afirmativos que nos lleven a resolver finalmente nuestro centenario estatus colonial, e iniciar el proceso irreversible a la admisión de Puerto Rico como estado de la Unión. Su efecto neto sería aliviar el dilema existencial que en estos momentos tiene el Partido Popular y poner al actual partido de gobierno en condiciones políticas idóneas para la campaña electoral de 2016.
Embelecos como este se han hecho en el pasado. Su padre, Pedro Rosselló, presentó hace unos años igual reclamación ante la Organización de Estados Americanos que no tuvo consecuencia alguna. Distinto al caso de Gregorio Igartúa, que obligó al Primer Circuito de Apelaciones en Boston al razonamiento jurídico correspondiente sobre la ausencia del derecho al voto presidencial en Puerto Rico y que cita el querellante en su anómala y obtusa querella, lo presentado por Ricky morirá de pena en el laberinto burocrático de la Comisión.
La esperanza de quien usa tácticas mediáticas de esa calaña descansa en que cobre realidad el mundo de espejos en el cual se desenvuelven él y sus adeptos con el único interés de obtener poder. Ricky no ha buscado apoyo en el Congreso para adelantar la Estadidad. La ha usado para su beneficio. Como respondió el indio Hatuey al sacerdote que lo bautizaría para que pudiera llegar al cielo, luego de condenado a la hoguera por los conquistadores españoles, debemos también responderle al neófito de marras: “Si a ese cielo del que me hablas hay gente como tú, a ese cielo yo no quiero ir.”
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