Y la campaña consiguió su objetivo: hacer ruido. Quizá demasiado. Porque han sido varios los colectivos, mayoritariamente de mujeres, que han pedido la retirada del spot.
Así que a desigual no le ha quedado más remedio que salir a la palestra y defenderse: "En ningún momento se ha querido herir la sensibilidad del espectador", afirma la marca en un comunicado recogido, entre otros medios, por Diario Público.
La visión de la marca es que con el anuncio, "se refuerza el mensaje que ha unido todas las campañas de la marca hasta la fecha, acerca del poder de decisión de las personas, y que en este anuncio representa un grito a la liberación personal y al derecho de perseguir los sueños".
Además, insiste, "pinchar un preservativo es un acto que llama poderosamente la atención, como lo puede ser encender una cerilla en la oscuridad o pinchar un globo en el silencio, pero encender una cerilla no tiene que servir como síntoma de piromanía, sino que puede ser un símbolo de tener una idea, de alumbrar, de emprender, etc. Pinchar un preservativo puede ser un canto a la maternidad. Un símbolo, una metáfora. La imaginación es libre de pensar en consecuencias".
Finalmente, la marca concluye que "no es intención de Desigual, ni su función, el proponer patrones sociales de conducta, ni en este anuncio ni en los anteriores". Y añade: "Tampoco cualquier protagonista de nuestras campañas pretende ser un emblema de la condición femenina", concluye.
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