Antes eran las disqueras las que dejaban sin negocio a los artistas, ahora son los mismos fans, se lamenta Rubén Blades.
El famoso salsero panameño recordó el pasado jueves por la noche durante una charla en Nueva York que aunque su disco “Siembra” vendió “sopotocientos de miles” de copias, él y Willie Colón, con quien grabó el emblemático álbum, apenas recibieron “unos 500 o 1.000 dólares”.
Y ahora la situación no es mucho mejor, expresó en respuesta a la pregunta de un admirador sobre piratería: “Tú sacas un disco y en la misma noche ya lo tiene todo el mundo porque lo pusieron en la Internet”.
Publicado en 1978 por Fania Records, “Siembra” llegó a ser uno de los álbumes de salsa más vendidos de la historia.
El cantautor de “Pedro Navaja” hizo estos comentarios durante un conversatorio en la sede neoyorquina del Instituto Cervantes con el escritor venezolano Edgar Borges, autor del libro digital “Vínculos.
Apuntes con Rubén Blades”, en el cual habla de literatura y música a través de su relación con el artista.
No obstante, acotó antes que no pretendía ofender a nadie porque no habla “con maldad”.
“Nunca siento que ofendo a nadie. Creo que a mucha gente no le gusta lo que yo digo pero eso es otra cosa”, manifestó. “Digo cosas que a algunas personas les molesta”.
A lo largo de dos horas, el también actor y ex ministro de Turismo panameño deleitó a una sala llena haciendo un recorrido de su carrera musical, desde su primer disco, “De Panamá a Nueva York” — que calificó de “muy malo” porque se hizo “muy rápido”_, hasta su lanzamiento con Willie Colón y sus colaboraciones con Bob Dylan y Lou Reed.
Siembra
fue editado en 1978, es considerado un clásico de la música salsa y el
más vendido del sello Fania Records y probablemente de la historia de
este género. La producción contiene los renombrados temas “Pedro Navaja”, “Plástico”, “Buscando guayaba” y “Siembra”, maravillosas canciones.
Siembra
es uno de esos álbumes increíbles que marcan el antes y después de un
género musical. Casi cuarenta años transcurridos desde su salida al
mercado, los siete temas del segundo álbum de Willie Colón y Rubén
Blades, continúan siendo un punto de referencia para la salsa. Sin
embargo, su influencia salió de los ámbitos de la música latina para
convertirse en un clásico de la música en general.
Para
entender el impacto sorprendente de este disco, es necesario considerar
lo que estaba ocurriendo en el ámbito de la música latina en otoño de
1978. El auge de la salsa del principio de los años 70, un auténtico
fenómeno cultural, estaba decayendo. Por ese entonces la música que una
vez sonó tan fresca salida de Puerto Rico y del Harlem latino, comenzó a
sonar como una fórmula envasada. No es sorprendente que los aficionados
abandonaran la salsa en manadas y se unieran a la fiebre de la música
pop del momento: la música disco. Con Siembra, se recupera el
pulso, captando de nuevo la atención de la gente con sus grandes temas
cargados de ritmo y con una fuerza en las letras que cautivaban al
oyente.
Canciones como “Plástico”,
una crítica al materialismo y a las pretensiones, marca el empezar del
álbum, señalando aspectos tan específicos como la división de las clases
sociales y lo verdaderamente importante y auténtico del ser humano.
El éxito más grande del álbum, “Pedro Navaja”,
también era el de mayor duración con casi 8 minutos. Esa duración era
un anatema para la radio comercial. Sin embargo, cuando las emisoras
intentaron cortarlo, los aficionados llamaban para quejarse. Querían
escuchar la historia completa, sobre un malhechor matón que acosa a una
prostituta y obtiene su merecido. En el coro, por ejemplo, evoca la
creencia popular en el desenlace inesperado del destino (“La vida te da
sorpresas”). La canción se convirtió en un fenómeno por su propio
derecho, y de la cual se hicieron producciones de teatro, una película,
una continuación a la historia y hasta una propuesta para la
televisión.
“Buscando Guayaba”, otro gran éxito, habla sobre la necesidad de ser ingenioso cuando Blades improvisa un solo imitando el tres con su voz, porque como él anuncia en el disco, “el guitarrista no vino” para la grabación. Y en la mística “María Lionza” le invoca a la diosa del culto venezolano que nos enseñe cómo rezan los pobres en todas partes, sin importar la forma que tengan sus santos en la fusión sincrética de las religiones españolas, africanas e indias.
“Buscando Guayaba”, otro gran éxito, habla sobre la necesidad de ser ingenioso cuando Blades improvisa un solo imitando el tres con su voz, porque como él anuncia en el disco, “el guitarrista no vino” para la grabación. Y en la mística “María Lionza” le invoca a la diosa del culto venezolano que nos enseñe cómo rezan los pobres en todas partes, sin importar la forma que tengan sus santos en la fusión sincrética de las religiones españolas, africanas e indias.
Para
el cierre vigoroso del álbum, Colón reclutó al arreglista argentino
Carlos Franzetti quien infundió al tema que le da el título, con cuerdas
y mucho drama, y al cual Blades le da el merecido nombre de
“majestuoso”. En su letra podemos escuchar “Olvida la Travoltada y
enfrenta la realidad / Da la cara a tu tierra y así el cambio llegará”.
Los temas de Siembra
pegaron bien a través de toda la cultura hispana porque Blades tenía un
sentido instintivo por los valores e ideales de la comunidad
latinoamericana.
Con sus letras complejas y sus mensajes provocativos, Siembra fue mucho más allá de la música salsa para convertirse en un disco clásico de la música moderna.
No fue el primer álbum en contar con temas narrativos basados en la vida del barrio. No fue el primero en proponer mensajes de igualdad racial y afirmar el orgullo latino. Ni tan siquiera fue el primer álbum conceptual de salsa.
Pero todos esos elementos se fusionaron de una manera que lo hizo especial, alcanzando el lugar donde las obras trascienden y se convierten en inmortales.
No fue el primer álbum en contar con temas narrativos basados en la vida del barrio. No fue el primero en proponer mensajes de igualdad racial y afirmar el orgullo latino. Ni tan siquiera fue el primer álbum conceptual de salsa.
Pero todos esos elementos se fusionaron de una manera que lo hizo especial, alcanzando el lugar donde las obras trascienden y se convierten en inmortales.

