Con el fallecimiento de Guillo Pérez, la pintura
dominicana se viste de luto, cerrándose con el doloroso hecho, uno de
los capítulos más brillantes de la plástica nacional.
El laureado pintor dominicano, que plasmó en sus
lienzos, como muy pocos, el colorido y esplendor de nuestros paisajes,
dejó de existir ayer en su residencia de Santo Domingo, a la edad de 88
años.
Sus restos mortales están siendo velados en la
capilla La Paz, de la Funeraria Blandino, en la avenida Abraham Lincoln y
recibirá cristiana sepultura en el día de hoy, informó el conocido
crítico y curador de arte, Abil Peralta Agüero, asesor cultural de la
Cámara de Diputados.
La obra de Pérez, enmarcada dentro de las
vertientes expresionista y abstracta, logró gran trascendencia, dentro
de un universo figurativo, que incluyó monumentos coloniales, marinas,
figuras humanas, elementos del ingenio azucarero (desde la caña hasta
los bueyes y carretas), y sobre todo, sus paisajes y famosos gallos.
A Pérez se le reconoce como uno de los más
prolíficos e importantes artistas de la pintura, junto a los también
fallecidos; Yoryi Morel, Cándido Bidó y Fernando Ureña Rib.
Perteneció a una generación cimera de pintores,
junto a Ada Balcácer, Ramón Oviedo, Fernando Peña Defilló, Domingo Liz y
Thimo Pimentel, por solo citar a algunos, todavía en plena actividad.
Pérez ganó el “Premio Fundación Corripio 2012”, en
la categoría arte, por ser “realidad y símbolo de la entrega a la
investigación y al oficio de pintor como máxima expresión de la cultura
dominicana”.
También recibió numerosos premios en la Bienal Nacional y sobre todo en el “Concurso Eduardo León Jimenes”.
Pérez, considerado maestro de maestros y de
numerosos talentos de hoy día, nació en Moca, realizando estudios de
religión y música, tocando el violín, pero su vocación definitiva la
dedicó a las artes plásticas, graduándose en la Escuela de Bellas Artes,
en Santiago, donde fue por igual, profesor.
En 1955 se establece en Santo Domingo, demostrando
en exposiciones individuales y colectivas, un dinamismo y diversidad,
que nunca abandonaría.
Viajó a toda Europa, participando en concursos y
bienales internacionales. En Estados Unidos expuso junto a Luciano
Pavarotti, llegando hasta Israel y luego a Japón, integrándose a
colecciones pictóricas de reconocidas instituciones públicas y privadas.
Fue el primer artista dominicano galardonado en el Festival Internacional de Pintura de Cagnes –sur Mer.
Fue un creador incansable, presentando más de
cincuenta exposiciones individuales con muestras sobre las culturas
precolombinas, en México y Nueva York.
En el año 2010, el Museo de Arte Moderno le celebró una muestra retrospectiva.
Por igual, Pérez expuso en exposiciones colectivas
en Panamá, Honduras, Costa Rica, Venezuela, Colombia, Chile, Brasil,
Uruguay, Argentina, Bolivia, Cuba, España, Italia, Alemania e Israel.