En un nuevo estudio
de la Escuela Médica de Harvard se encontró que las personas que
experimentaban arranques de enojo graves tenían un mayor riesgo de eventos cardiovasculares en las dos horas después de esta situación comparados con aquellos que permanecían calmados.
En el estudio publicado en la revista European Heart Journal se contemplan datos de nueve análisis donde el enojo y los eventos cardiovasculares fueron autoreportados en casi dos décadas.
En éste se encontró 4,74 veces un mayor riesgo de IM
(infarto de miocardio, o infarto) o SCA (síndrome coronario agudo,
donde el músculo del corazón no recibe suficiente sangre rica en oxígeno) después de arranques de enojo.
“El riesgo relativo fue similar para las personas que sabían de enfermedades cardíacas preexistentes y aquellos que no”, dice el médico Murray A. Mittleman, autor del estudio y profesor de medicina en la Escuela Médica de Harvard.
El estudio fue diseñado para que cada paciente fuera comparado con su propio riesgo de referencia. “Para una persona con enfermedades cardíacas o cardiovasculares preexistentes, el riesgo absoluto en el que incurren es mucho mayor (que el de) una persona sin enfermedades cardiovasculares o factores de riesgo”, dice Mittleman.
“Si examinamos a alguien con mayor riesgo de eventos
cardiovasculares, y se enojan múltiples veces al día, esto puede llevar
a 650 infartos extra por año de cada 10.000 al año”, dice. “Cuando
analizamos a una persona que relativamente tiene un bajo riesgo,
estimamos que habría 150 infartos extra de cada 10,000 al año”.
Fumar, tener el colesterol alto, presión sanguínea alta, tener sobrepeso y diabetes son todos factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares. Un estimado de 17 millones de personas en todo el mundo mueren por enfermedades
cardiovasculares, particularmente infartos y accidentes
cerebrovasculares, cada año, según los Centros para el Control y
Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
“El enojo causa que nuestro ritmo cardíaco aumente a
través del sistema nervioso simpático y causa que nuestras hormonas del
estrés se eleven (el mecanismo de lucha o huida)”, dice la médico
Mariell Jessup, presidenta de la Asociación Americana del Corazón y directora médica del Centro Penn Vascular y del Corazón en la Universidad de Pensilvania en Estados Unidos. “Respiramos más rápido, lo que puede desencadenar reacciones no deseadas en nuestra presión sanguínea o en nuestras arterias”.
Esta interrupción puede significar que el corazón o el cerebro no recibe la sangre y oxígeno que necesitan lo que resulta en un infarto o un accidente cerebrovascular, dice.
Los investigadores sugieren que se necesita hacer más para idear intervenciones efectivas para prevenir los eventos cardiovasculares desencadenados por arranques de enojo. La Asociación Americana del Corazón
sugiere actividad física regular, encontrar una forma de relajarse o
hablar con amigos para ayudar a reducir el estrés y el enojo.
Mittleman sugiere que la mejor
forma de reducir tu riesgo de un infarto o accidente cerebrovascular en
un arranque de enojo es reducir tu nivel de riesgo general; con ejercicio, comer saludablemente y no fumar, y después encontrar formas de enfrentar el estrés y el enojo.