El líder opositor venezolano y gobernador de estado de Miranda, Henrique Capriles, anuncio el pasado domingo la muerte de una joven que trabajaba como intérprete de la lengua de signos en el canal de televisión Venevisión, tras ser tiroteada en la localidad de Los Teques, ubicada al sur de la capital, Caracas. La fallecida, identificada como Adriana Urquiola, de 28 años de edad, estaba embarazada de tres meses, según las informaciones publicadas por el diario venezolano 'El Universal'.
Capriles ha detallado que Urquiola "recibió uno de los disparos en la región central" y que en el incidente resultó herida de bala en el brazo Rosalba Pérez Ibáñez, que acompañaba a la fallecida en el momento del incidente. El líder opositor ha asegurado que ninguna de las dos víctimas se encontraban en la protesta que se celebraba en ese momento en Los Nuevos Teques.
Testigos han indicado que los disparos fueron efectuados desde una camioneta negra. Por otra parte, el general del Ejército Vladimir Padrino ha indicado que un teniente ha resultado herido a causa de una explosión mientras despejaba una barricada en la localidad de San Cristóbal.
Este mismo domingo, un joven de 16 años de edad ha muerto en el estado venezolano de Táchira tras recibir "una fuerte paliza" de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), según ha denunciado el partido político opositor Voluntad Popular (VP). De momento, se desconoce si el joven ha muerto en el marco de las marchas opositoras que se han celebrado hoy. De confirmarse, aumentarían a 35 las personas fallecidas en el marco de la ola de violencia que recorre Venezuela.
La crisis política en el país iberoamericano se desató el pasado 12 de febrero, cuando arrancaron las protestas antigubernamentales y la represión de las mismas por parte de las fuerzas de seguridad y de civiles armados.
Desde entonces, opositores y oficialistas han marchado a diario para repudiar las acciones del contrario y llamar a un diálogo que aún no se ha producido porque la oposición exige antes la liberación de los detenidos, el desarme de los grupos pro gubernamentales y el fin de la represión. La inestabilidad de Venezuela ha llevado a sus vecinos regionales a reunirse para buscar una solución.
La Organización de Estados Americanos (OEA) se ha limitado a hacer un llamamiento al diálogo, a pesar de que Panamá había solicitado medidas efectivas, lo que ha llevado a Venezuela a romper las relaciones bilaterales.
La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) ha ido un paso más allá, expresando su respaldo al Gobierno de Maduro y anunciando la creación de una comisión conformada por los ministros de Exteriores del bloque regional para acompañar el diálogo en el marco de la Conferencia Nacional por la Paz.