HiRADiOs Voz Dominicana

sábado, 25 de enero de 2014

La obsesión de verse siempre fea en el espejo "Pesadilla vivir con dismorfofobia corporal"




La anorexia y la bulimia no son los únicos enemigos de una baja autoestima o una mala percepción de la imagen física. 
La dismorfofobia corporal, también conocida como el trastorno de la fealdad imaginaria, es un desorden mental caracterizado por la apreciación alterada del cuerpo o de partes específicas, que provoca insatisfacción extrema y sufrimiento de quien lo padece. 
“Se considera que las ideas de ‘fealdad’ o deformidad alcanzan a ser de tipo delirante; la persona no solo se siente así sino que llega a verse en el espejo de la forma en que lo imagina”, afirma Constanza Londoño, psicóloga de la Universidad Nacional de Colombia.
Pero, ¿qué pasa cuando esta vergüenza por un defecto facial o corporal aparente se convierte en una obsesión o paranoia que inhibe a una persona de concentrarse en el estudio o el trabajo, de tener una vida social normal? Estos son los desafíos de quienes sufren de trastorno dismorfofóbico corporal (BDD, por sus siglas en inglés), un síndrome conocido desde hace más de un siglo, pero solo aceptado hace poco por el manual oficial de diagnóstico psiquiátrico. Más recientemente se han desarrollado tratamientos efectivos para combatirlo y distintas investigaciones han comenzado a revelar sus raíces emocionales y neurológicas.
Se calcula que del 1 al 2 por ciento de la población mundial lo padece y que gran parte de las personas que acuden a realizarse procedimientos quirúrgicos lo pueden estar evidenciando; dato relevante si se tiene en cuenta que de acuerdo con las últimas estadísticas de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (Isaps), este tipo de procedimientos aumenta en el mundo. 
“Todos deseamos en alguna medida cambiar o mejorar nuestro cuerpo, el problema radica en cuánto sufrimos por ello y hasta dónde llegaríamos por cambiarlo”, apuntó la especialista.
• El ADN: son personas críticas con su apariencia, lo que las lleva a tener estándares de belleza casi inalcanzables.
• No tiene género: inicia en la adolescencia de forma similar en hombres y mujeres
• Síntomas repetitivos: quien lo padece tiende a esconder aquella parte de su físico que le preocupa, utilizando prendas de vestir gruesas y mucho maquillaje.
• En lo social: se comparan de manera extrema con su grupo de amigos y con las celebridades que aparecen en las revistas. Pueden aislar a las personas e interrumpir sus labores cotidianas.
• El tratamiento: la combinación de procedimientos psicológicos y farmacológicos ha demostrado mayor efectividad.