El Tribunal Superior de Pretoria condenó hoy a penas de entre 5 y 35 años de prisión a los veinte nacionalistas blancos que en 2002 intentaron perpetrar un golpe de Estado y asesinar al expresidente sudafricano Nelson Mandela.
El tribunal, que ya había declarado a cinco de ellos culpables de alta traición, homicidio culpable y conspiración para cometer asesinato, puso fin al juicio más caro de la historia de Sudáfrica.
El proceso, que ha durado once años, es también el
primero por cargos de alta traición desde la caída del régimen racista
del "apartheid", en 1994.
Según el juez Eben Jordaan, el grupo de
nacionalistas "boers" ("granjeros" en lengua afrikaans, nombre con el
que se designan algunos descendientes de los colonos centroeuropeos que
llegaron a Sudáfrica en el siglo XVII) trató de destruir la democracia y
expulsar a los ciudadanos negros del país.
Jordaan señaló, durante la vista, que los
condenados intentaron asesinar a Mandela en la provincia de Limpopo
(norte) con una bomba casera colocada en el trayecto que recorría el
expresidente hacia la localidad rural de Bolobedu para inaugurar una
escuela.
"La bomba estaba puesta y a punto para ser detonada al paso del convoy de Nelson Mandela", dijo el juez antes de dar a conocer las condenas.
"Si Mandela hubiera viajado en coche en lugar de
en helicóptero en octubre de 2002, Boeremag (Fuerza Boer, nombre del
grupo golpista) le habría asesinado, provocando el caos", agregó el
juez, que advirtió de que podría haberse producido un "baño de sangre"
en el país.
Cinco de los terroristas -el líder Herman Van Rooyen,
Rudi Gows y los tres hermanos Pretorius- son responsables de la muerte
en 2002 en el antiguo gueto de Soweto (Johannesburgo) de una mujer
negra, que fue alcanzada por un trozo de metal en un atentado del grupo
contra una vía férrea.
Jordaan consideró probado el carácter "racista" y "extremista" de los acusados y su falta de arrepentimiento.
Algunos de los condenados, que pasaron hasta once
años privados de libertad a la espera del veredicto, obtuvieron la
suspensión de sus penas por el tiempo que ya han cumplido entre rejas.
La sentencia fue recibida con lágrimas y abrazos
por parte de muchos de los familiares de los terroristas que llenaban la
sala, vigilada por decenas de policías.
Al término de la vista, el conocido líder
nacionalista "boer" Piet "Skiet" Rudolph se puso en pie y, ante la
atenta mirada de los agentes de policía, gritó en lengua afrikaans:
"¡Ganaremos!".
"Estamos aquí para apoyarles porque son nuestra
gente, y han sufrido mucho durante este proceso largo e injusto", dijo a
Efe Marius Harding, dirigente de varios colectivos patrióticos "boer",
que denuncia una conspiración del Estado contra el grupo. EFE