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viernes, 2 de agosto de 2013

MIGUEL MATAMOROS "VIVE" GRACIAS SUS BISNIETOS QUE MANTIENEN AL SEPTETO MATAMOROS EN CUBA


La dirección de la casa donde nació Miguel Matamoros en Santiago de Cuba es San Germán No. 15 entre Gallo y Matadero. Y allí todavía viven miembros de esta familia musical, mientras los hermanos Emilio y Miguel, bisnietos de Miguel Matamoros, salen de gira con el Septeto Matamoros, que recuerda los temas que compuso e interpretó este músico cubano.

Aunque Miguel conoció a su famoso bisabuelo, afirma: "El recuerdo que más me llega es el de mi bisabuela Mercedes Portuondo 'Pucha', que falleció a los 105 años. Fue mi asesora musical y me inculcó el amor por los sonidos tradicionales y, en especial, por los 'matamorinos'. Ella me contaba que Miguel era una persona muy humilde, sociable y bohemia, a quien le gustaban las fiestas con sus amigos en su casa", cuenta.

Y en esas fiestas, Matamoros -que además fue, entre otros, monaguillo, fabricante de losas y alfarero- cantaba El que siembra su maíz, Lágrimas negras, Camarón y mamoncillo, Juramento, Mamá, son de la loma y Triste, muy triste, creaciones suyas que hacen parte de su legado de son cubano, en su mayoría una música que inicialmente fue marginal.

Su bisnieto, realmente, no podía ser algo distinto a músico: "La música es un sentimiento profundo que llevo arraigado desde que nací y es mi impulso. De niño estudié en el conservatorio de música Esteban Salas en Santiago de Cuba", agrega.

Él y su hermano son los dos únicos Matamoros del Septeto, y dicen: "Nos sentimos orgullosos de nuestro pariente. Pero también es una gran responsabilidad mantener vivo su legado, sensibilizando al público, desde niños hasta adultos".

Pese a que viajan por el mundo constantemente, siguen viviendo en Santiago de Cuba y transmitiendo la sabiduría de la música. Erick Jesús, hijo de Emilio, por ejemplo, está en un grupo de jóvenes que incursiona en la música de Matamoros, "y en mi casa se está construyendo el Rincón Matamoros, un espacio en el que se expondrá la vida y obra de mi bisabuelo", dice.

Sobre la familia, "lo importante es mantener nuestras raíces e idiosincrasia. En 2012, el son fue reconocido como patrimonio nacional en Cuba. La música no empeora, evoluciona y revoluciona, porque si empeora, no podemos llamarla música", comenta, y eso incluye, dice, hasta al reguetón.