Ante el ensordecedor silencio de Alemania, y la confusa e inaudible voz
de la política exterior de la Unión Europea, el presidente francés,
François Hollande, acordó con el presidente estadounidense, Barack Obama, dar “una respuesta común”.
Por la mañana, el Elíseo afirmó, a través de un comunicado oficial, que
“existen ya un puñado de pruebas que indican que el ataque del 21 de
agosto [en las afueras de Damasco] fue de naturaleza química”. La nota
subrayaba que “todo lleva a considerar al régimen sirio como responsable
de ese acto incalificable”