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viernes, 3 de mayo de 2013

"ZOE" EL PERRO QUE SALVO LA VIDA A UN NIÑO DE CUNA



Rachelle Wiertz es una joven holandesa madre de dos niños, uno de ellos de pocos meses de edad. A principios de este año decidió adquirir una mascota. Tomada la decisión, valoró varias alternativas, inclinándose finalmente por participar en un programa de adopción de perros en España. De esta forma escuchó hablar por primera vez de Mieres y de su albergue, gestionado por la Asociación Protectora de Animales El Trasgu, que le envió a su casa una pequeña perra mestiza, un animal inquieto, pero muy cariñoso. Wiertz pensó que había encontrado la compañía perfecta para sus hijos, pero no sospechaba que el nuevo miembro de la familia, de nombre «Zoe», salvaría la vida a su bebé.

Rachelle Wiertz vive junto a su marido y sus dos hijos pequeños en una casa con jardín situada en un pueblo cercano a Amsterdam. «Zoe» se integró perfectamente y en pocas semanas se convirtió en un motivo más de alegría para la familia. La perra, colmada de atenciones, respondía a sus dueños con constante muestras de cariño. Pronto se aficionó a dormir junto a la cuna del bebé, pasando toda la noche plácidamente sin hacerse notar. Así fue hasta la pasada semana. De repente, una noche, los ladridos de la perra despertaron a Rachelle Wiertz . Entró en la habitación de sus hijos y se encontró a «Zoe» muy inquieta. «Eran las 5 de la mañana y éste no era un comportamiento habitual en la perra», explicó la madre a los responsables de la protectora holandesa SOS Strays. Preocupada, la mujer decidió sacar a «Zoe» al jardín para intentar tranquilizarla: «La perra se negó e insistía en permanecer al lado de la camita del bebé, sin parar de ladrar». La serenidad de la madre pronto dio paso a un inquietante pálpito. De repente supo que algo malo estaba pasando. Se abalanzó sobre la cuna casi instintivamente y se encontró a su hijo pequeño aparentemente sin vida. No respiraba y su rostro tenía una alarmante tonalidad azul.


«Zoe» salvó la vida al bebé. Su madre se encargó de reanimarle, respondiendo bien el pequeño, que posteriormente fue trasladado a un hospital. Los médicos explicaron a los padres que todo había sido debido a una convulsión por fiebre. «Si "Zoe" no hubiera ladrado, habríamos encontrado muerto a nuestro bebé por la mañana», reconoció con alivio Rachelle Wiertz, que nunca podrá agradecer suficientemente a su perra mierense su enorme instinto protector.